Cuatro poemas
Jorge Varela
Poema al estilo chino
Estoy en una calle cualquiera,
en medio de una ciudad cuyos límites
nadie conoce.
Veo desfilar coches
como furiosos búfalos
sobre la quebrada vía asfaltada.
Cuando llegué aquí
estaba siempre preocupado.
Sentía horror
ante la falta de armonía.
Ahora la contemplo
con calma.
Los días pasan
y ya he dejado de ser joven.
En mi lejana tierra natal diez años
¿habrán pasado igual de pronto?
Allí
el río sigue enredado en sus neblinas,
sus irisados dedos continúan contando
los inviernos y el caudal que se abulta
con las frecuentes lluvias.
Mis padres han alcanzado la senectud, mis sobrinos
pronto alcanzarán la adolescencia.
En estos diez años
he perdido un amigo y un hermano.
Ya no sé quién soy
ni a dónde pertenezco.
Cuando llegue la muerte
Cuando llegue la muerte
seguro no estallarán en el cielo profusos cometas
ni cantos eucarísticos dimanarán de nubes doradas para nosotros.
Es cuando menos improbable
que una paloma guíe el rayo sobre nuestras cabezas
o una atronadora moción de tierras haga retumbar
las escarpaduras de nuestro paisaje.
Pero una mosca, hacendosa sobre las migajas del calor, perros al fondo como en un domingo
de casas vacías, radiantes ecos de familias en verano, cantos
espaciados de invisibles aves y un siseo,
un como suspirar de frondosas y deshidratadas copas de árboles
o esa hoja que con un seco y preciso chasquido cae...
y la nada armonizando con todo eso, en una paz,
una paz misericordiosa que se eleva
sobre nuestros nombre y apellidos,
más allá, mucho más allá
de nuestra irrisoria dirección postal.
Jardín
Es un día de verano, a finales del verano:
las copas frotan en lo alto sus ásperas hojas
produciendo un susurro adormecedor. En un jardín familiar,
ocupado hace mucho tiempo por voces de niños,
la figura de una anciana camina apartando,
como una instantánea en piedra de aquello que otrora fue
vigor, deseo, interés, jovialidad,
pequeños manojos de malas hierbas
mientras con el trastabillar de sus flacos labios
emite murmullos casi indescifrables:
palabras dirigidas a los gatos
sobre los que recae la tarea inexpresada
de dar consuelo, de ocupar un lugar,
de obedecer a tiernas y declinantes palabras
que suenan con la rigidez casi mortal
de las hojas que, en las copas,
llenan el jardín de un susurro adormecedor.
Descripción de una crisis
Empezó con un ligero decaimiento.
Duró un mes.
La profundidad que alcanzó
raya en lo incomprensible.
Cuando esto sucede
le da a uno por llorar
se tira de los pelos
prepara su testamento.
Cuando cesa
es como una resurrección:
algunos se acercan
hienden un dedo en la llaga
otros se asombran
por la luz que irradia
el cuerpo glorioso.
El que sale a flote
no ve nada de eso:
sólo asoma la cabeza
se sorprende
de que tantas cosas
floten aún
y sean llevadas
de aquí para allá
por la corriente.
Jorge Varela (Tui, Pontevedra, 1979). Es poeta, artista visual y cineasta. Es licenciado en Sociología por la Universidad de La Coruña y técnico superior en Artes Plásticas por la Escuela Superior de Arte La Palma de Madrid. Ha publicado sus poemas en la revista Estación de Poesía de la Universidad de Sevilla y en las revistas digitales Vitrali Ediciones, Página Salmón, Inubicables y Casa Bukowski. Ha sido finalista en el IX Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2022, y ganador del X Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2023.