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POESÍA / diciembre 2016 - enero 2017 / No. 65

Dos poemas


Minerva del Risco

                                                                           

Leo a Leila Guerriero, habla de espantos y de gatos que encuentra en los basureros fríos y sucios de Madrid. Leila también habla de nosotros, de esa ciudad de la que somos parte, no importa si estás en la otra mitad iluminada del mundo; es la misma que olemos, caminamos, construimos; en la que permanecemos como zombis, como gotas que no cesan de caer en el mismo lugar, con el mismo sonido de gotera atormentada.

Camino a través de sus palabras y me reconozco en ellas. Oigo la música del bar que está a mi izquierda y siento el olor a Martini recién hecho, el crujido del hielo, el murmullo de la gente; tengo la convicción de que ayer se repite en hoy, en mañana, con el mismo sonido, gota a gota, día a día, como los espantos y el pavor de Leila.

Me debato caminando entre estas calles azules de niebla, no sé si soy miel o sobresalto, si soy tuya o si soy mía, si caminas a mi lado o si esta soledad también te acompaña en tus noches eternas o si mañana estarás aquí escoltando mis palabras.

Los instantes del día duermen conmigo, recostados en mis sueños, con la misma ternura de esos besos que se escondieron en la oscuridad de una noche frente al mar.



* * *


El agua dibuja diminutos nenúfares, rota en su simpleza verde, discípula del loto que trasciende a la flor, al poema, a los versos que se abren húmedos en tus pequeños dedos, en esta noche oscura, negra, donde no hay más luz que este silencio.

 


 
 



Minerva del Risco (San Juan, Puerto Rico, 1961). Estudió Mercadeo en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, en Santo Domingo, República Dominicana, ciudad donde reside. Ha trabajado como gestora cultural y articulista de temas culturales y de la vida cotidiana. Actualmente, produce los textos para el libro Mi ciudad colonial, del fotógrafo dominicano Alejandro Núñez. Además, trabaja en su primer libro de prosa poética.