DESDE HACE MUCHO RATO TE DESEO. Desde la compacta noche, desde el alba, entre el brillo voraz de un meteoro y el rocío que pende de las hojas. No sé si duermes tú o estoy soñando, pero este deseo de acariciarte es como una corriente en las redes golosas de mis venas escapa por los poros como lengua para degustar tu cuerpo. Te huelo, te respiro, te deshago en pedazos para después palparte lentamente. Los brazos, las piernas, el recio torso y la frente cuyos surcos develan líneas tenues. Acomodo mi cuerpo junto al tuyo y escapo, espíritu tenaz en pos del alba. APENAS SON LAS SEIS DE LA MAÑANA pero me gusta escribir a esta hora. No estridulan los coches en la calle ni trastocan mis oídos impertinentes radios, sólo el rumor pausado de los cuerpos en el tramo último del sueño. Busco el farol del parque. Las polillas danzan en su amarilla luz y digo: el sol no tarda ya. Así ha sido siempre. Amanece en mi ventana cuando el farol, cansado de atraer nocturnas mariposas cierra los ojos y deja de increparlas. Entonces surgen palabras que el farol ignora. Para empezar a hablar de pájaros y espuma, de olas y de flores, espero que amanezca. Hablo del mar y sus gaviotas, hablo del sol y de los niños jugando en los columpios. De luz lleno mis dedos. Espero que amanezca. No quiero mortificar al farol insomne con esas cosas que ni siquiera se imagina.
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Maria Elena Espinosa Mata (Ciudad Mante, Tamaulipas, 1954) es Licenciada en Educación Primaria. Ha publicado Hiéreme, Amor (2004) y Taciturna luz (Praxis, 2005). Tiene tres poemarios inéditos: Espuma errante, Persistencias y Umbral de la mirada.
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