Andrés, los peces cambian de nombre cuando los pescan He comenzado a valorar la prudencia burguesa cuando alojo en la casa de mi novia con los carretes del vecino, la radio a máximo volumen, las peleas, la tele que no apagan, sobre todo las risas que se oyen al frente. En mi casa materna hay silencio, no venden leche ni matraca el gas. Me reí mucho cuando un ex compañero de colegio interrumpió mi baile para decir que siempre quiso darle a mi ex. En otro sitio habría que pegarle. Los más pobres se ofenden si no ofrezco los puños. Si no los llamo, juran ley del hielo. Como éste es facho, brindaría si al fin le confesara: todos los resentidos que conozco se enamoran de la primera cuica que los pesca. Polaca De un pasado dudosamente noble como todo pasado noble. Modzelewska por padre, Wyrzykowska por madre. Es huérfana y de quince años, mil novecientos treinta y nueve: pide pega en la industria intervenida. El patrón frisa los cuarenta, arrancan juntos a Viena por los rusos. Por los celos de Müller cae presa, acusada a los nazis para casarlo con su hermana. Son más de tres los meses. La liberan los gringos, camina días a Salzburgo y en la plaza tras una alarma ve correr a su jefe. ―¡Papa!, chilla. Se casan a escondidas para que nunca la bese en la boca. Doméstica de su cuñado, duerme en la pieza de servicio tal como en Chile. Donde trajo a Goethe y un par de pilchas, para hacer del barquito de pesca uno con capitán y marineros. Un hijo. Viuda. Gatos. Perros. Pájaros que huelen como ella o viceversa. No está ni ahí con ver a sus nietos, le reclama mi padre. Toco el timbre y no suena, grito y no responde, seis perros gordos y furiosos ladran sobre la reja. Somos o no somos hermanos Somos ocho en la pieza. Tengo catorce años y duermo con mi hermana. Sus muslos contra el pecho esperan un portazo. Tirita el vidrio como dos ojos que resisten algo. A veces junto mis pestañas y las abro de golpe para que se descuide nuevamente.
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Enrique Winter (Santiago, 1982) es poeta y abogado. Ha publicado Atar las Naves (2003), un anticipo de Rascacielos en 2006, Rascacielos (Limón partido, 2008) y, prontamente, traducciones de Philip Larkin. Sus poemas pueden encontrarse en discos, revistas y antologías como El Vértigo de los Aires: Poesía Latinoamericana (1974-1985) en México, y Hofstra Hispanic Review en Estados Unidos (2007). Recibió el primer premio del “XI Festival de Todas las Artes Víctor Jara” (2003) y las becas de la Fundación Pablo Neruda (2002), del Premio Mustakis - Biblioteca Nacional (2003) y del Consejo del Libro y la Lectura (2005). Es editor de Ediciones del Temple. Reside en Valparaíso.
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