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huye de tu vida:
es el acto más valiente
que puedes hacer
óyelo bien
la rutina es un fantasma
que infecta tus heridas
cuando duermes por las noches
bloques amontonados de oscuridad
un buen día no te levantas
y la noche se acuartela en tu cuerpo
huye cuando puedas
se nos acaba el tiempo
y aunque siempre ha sido poco
esta vez no queda nada que perder
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¿a quién le hablamos
cuando nos hablamos
a nosotros mismos?
pues ya sabemos qué responder
¿es como un ajedrez de una persona?
¿o es más bien como enfrentar
el miedo más grande:
la figura deforme en el espejo
que se mueve y hace muecas
cuando no me muevo?
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construimos un búnker
entre los huecos de las letras
ahí donde tu piel es más pálida
bajo la presión de mis dedos
el silencio está de nuestro lado
ahora tenemos
una batalla en común
***
sólo te puedo decir
que lo que quiero decir
no basta en mis oraciones
las colma como tinajas
hasta el borde de vino
las pobrecitas oraciones tan desgastadas
porosas como cadáveres de lava
si juntos pudiéramos
hacerlas brillar por un momento
***
olvidé cómo llegué aquí
lo que dijiste en esa banca
el sabor del café en tus labios
y es que sin ti esta ciudad
no es una ciudad siquiera
es un callejón retorcido
una triste procesión sin rostro
pero no te preocupes
no extraño mi casa:
me la encuentro a la vuelta de cada esquina
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…y luego yo, tan mirón, tan melodramático.
Como alguien me lo dijo una vez: Valgo Madre.
Ricardo Castillo, “Autogol”
todo va de paso en la terminal
solamente los locales
y las filas de asientos permanecen
a quién se le ocurre quedarse
a ver despedidas y reencuentros
en vez de alejarse pronto de ahí
a quién se le ocurre
cuántas veces llegaremos a este vértice
cuándo se detendrá la encrucijada
cualquier pretexto será bueno
una reservación sin nombre
un boleto extraviado
todo menos un adiós en este pinche lugar
tengo que estar pronto junto a ti
cada que te veo estoy a punto de conocerte
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