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No. 23/POESÍA


 
Afilo de navaja


Antonio Salinas Bautista
 

Para Paulina y Emanuel

VI

Cuando él muera de los disparos

todos preguntaron por sus difuntos.

Nadie dijo nada de mi gato,

a nadie le importó que ya no regresara,

su maullar se confundió con la sirena de las ambulancias.

Sobra decir que escaparon las sombras de la noche

como duendes que se internan en los rincones.

Eso no lo sabe mi gato.

La ciudad es un mercado de aves

que vuelan seguras hacia la inmolación.



VII

Si no fuera por días tan crueles

estaría aclarando algunos besos pretéritos,

tendría palmo a palmo de ella los pensamientos.

Sin embargo, sigo aquí:

da coraje esta vigilia y el desusado abandono

cual maniquí tras la vitrina,

con el dolor hinchándome los dedos y las dudas,

abusando del miedo y la memoria,

caído como los que han sido llorados

cuando tuvieron que reconocerlos hasta el cuello.

Mi corazón se incendia y la ceniza

llega hasta la habitación de la mujer que amo.


VIII

Me pesa esta tarde en que la muerte

y su fiesta de humo,

su atuendo de niña burguesa

con que me hago de menos,

se lleva a mi gato y a mi hermano,

a mis ansias de querer tanto.

Me pesa este espacio tan reducido

en el que no veo ya mis libros.

Me pesa esta ciudad a la deriva,

estos pensamientos de niño asustado

y metrallas

donde no hallo a la mujer que me ama

ni a mi gato.


IX

Quién no ha hurgado en el miedo, quién

que tire la primera piedra y no se esconda,

quién que no se oculte tras la ventana

mientras ve pasar a la muerte como una puta encabronada

a quien da lo mismo vivir un instante más

en este mundo, quién no mira en la redoma de sus labios nacarados

la verdad de los tantos muertos y susurra

un rezo frente al mar de los hombres fauna,

y por la voracidad de las mujeres solitarias.

Quién, el que no busca en las noticias

su próximo cadáver.



X

¿Y si vuelve a repetirse

la tarde en que prendieron fuego?

ay amor, ya no podremos caminar

igual por esa cuadra,

ni vivir entre los muros y la casa por otra larga temporada.

Más valdría afilar la voz

mientras la ciudad se ahoga en lamentos.

¿Y si la tarde en que prendieron fuego

nos fragmentamos en vivos y suicidas?



XI

Tengo un sueño desde antes, 

un sueño que no acaba de curar mi insomnio

que se inquieta cual gato en celo, 

y me hace salir, como no queriendo,

a asomarme a la calle,

con el corazón expuesto

hasta quedarme quieto con una mujer transparente 

bajo un cielo anaranjado.

¿Más valdría afilar el corazón

o estar secuestrado

por esa muchacha que me desvela?





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Antonio Salinas Bautista (Acapulco, Guerrero, 1977) es promotor cultural y escritor. Estudio la maestría en Ciencias de la Educación y realizó estudios en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Ha publicado en las revistas La Cuiria, El Universo del Búho, Atrás de la Raya y Círculo de poesía. Ha colaborado en los periódicos La Jornada de Guerrero y Novedades de Acapulco. Es autor del libro de poesía Azul como su nombre (2006) y coautor del libro de cuentos Acapulco en su tinta (2004). Está incluido en las antologías Cuentos y Poemas triunfadores del certamen María Luisa Ocampo (2008) y El color de la blancura (2000). Obtuvo el Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo 2008. Ha sido becario en dos ocasiones del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guerrero en cuento (2006) y poesía (2008). Obtuvo mención especial en el primer concurso de cuento Acapulco en su tinta 2004.