ENSAYO/No. 25 |
Ulises sin timón: A propósito de la publicación |
¿Legitimación? Cuestiones editoriales El verdadero problema no está, empero, en el título del libro sino en que haya sido el FCE el editor. En el ánimo de algunos escritores mexicanos, y sobre todo en aquellos que sufren de una inseguridad fatal en cuanto a sus propios méritos, el FCE tendría que equivaler al Instituto Federal Electoral, a una institución dedicada a garantizar la igualdad de las oportunidades y la equidad en el reparto público y multitudinario del reconocimiento. ![]() Los poemas. Direcciones y desviaciones
Jeta de santo está compuesto por tres apartados que no siguen un criterio temático. La primera, ¿Quién eres? Soy un extranjero para dios / para la policía, para mí mismo, incluye una selección de sus poemas de juventud, “poemas jubilosos, de carga de vida alborozada, sostenidos de principio a fin por una entonación libre de adherencias disonantes”, una entonación que, según Guzmán, es la mejor de las cualidades de Mario Santiago: “esto lo distinguió poeta a una edad en que solemos ser copistas: su voz inconfundible”. Su técnica podría definirse (en términos bastante burdos, cabe decir) como una serie de variaciones o (siguiendo su lógica alucinógena) desvariaciones sobre un tema determinado. Esto queda bien ilustrado en “Puerto Ray Bradbury”:
Zarpan los alucinados O como en “Callejón sin salida”, que abre la sección Soy 1 piel roja…:
Callejón sin salida / ayúdanos Aunque no siempre obtuvo resultados tan acertados. Una poesía “[d]inámica, alógica, irreal”, que, de acuerdo con Guzmán, sería el punto de partida de sus metáforas más descabelladas: “Era a tal punto rica la veta con la que topó en ¿Quién eres…? […] que creyó inagotable ese filón. Deambulaba alucinado por galerías subterráneas…”
En la sección Soy 1 viejo piel roja que no marchará nunca en fila india se explotan los recursos encontrados en ¿Quién eres…? Los textos de Así vinieran del infierno (una cita de Robert Lowell) destacan por ser, Guzmán dixit, “poemas en los que despliega sus habilidades retratísticas, una suerte de dibujos a mano alzada de personajes de estirpe afín a la suya”. Así recuerda a Huerta en su poema “Infraín Huerta (1914-1982)”:
El volumen cierra con su poema de juventud mejor logrado, Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger, título que Bolaño parafrasearía para su primera novela, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce:
![]() Este volumen retoma algunos textos incluidos en libros publicados anteriormente como Pájaro de calor. Ocho poetas infrarrealistas (1976), y Aullido de cisne (1996) con algunos ajustes editoriales para uniformar el conjunto, pero en su mayoría se trata de material nunca antes publicado,1 no incluye ni siquiera los poemas de Respiración del laberinto (poemario en PDF incluido en el número sobre infrarrealismo de la revista multimedia Nomedites), ni poemas sueltos publicados en revistas y suplementos culturales, entre ellos “Eme Ese Pe” que, de acuerdo con Fabre, “probablemente sea su último poema”.
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Para comprender la travesía poética de Mario Santiago, Mario Raúl Guzmán nos advierte sobre un verso que repercute grandemente en su poesía y en su vida: “Si he de vivir que sea sin timón y en delirio”, el cual modificó ligeramente y usó para un poema suyo. Sorprendentemente, anota Guzmán, el verso es de Gilberto Owen, “aquel retraído del grupo sin grupo Contemporáneos que hizo de la poesía lírica una profesión melancólica”, y no del estridentismo que tanto interesara al joven Bolaño. Este eslogan, por así llamarlo, vendría a marcar toda una pauta de comportamiento dentro y fuera de la poesía de Santiago Papasquiaro, en textos como “Mi tenacidad es ciclónica” o “Rompecabezas-sanguijuela & vínculo”: Mi delirio es mi deleite Los mejores momentos de su poesía tienen como tema a la poesía misma, como en “Devoción Cherokee”, “La poesía sale de mi boca…” o “Tatuaje”:
Mi poesía es mi sonrisa ![]() *
Bruno Montané, otro poeta chileno venido a México después de la caída de Allende, cuenta lo siguiente en una semblanza de Mario Santiago publicada en España: “Bolaño dijo de él que era uno de los pocos poetas en que vida y obra era imposible de imaginar separadas. Esa resolución, decía Roberto, le recordaba el caso de Rimbaud. Esa fusión apuntaba a una suerte de inmolación en la que la escritura era una de las formas de su ironía…”,2 el tema de la poesía como espacio de rebeldía y (hasta cierto punto) de autonomía del ser en Mario Santiago, tal y como quedó plasmado en poemas como “Devoción Cherokee”, dejó una huella imborrable en el carácter no sólo de su producción poética sino, si seguimos a Bolaño, de su vida misma. En “La baterista fenómeno” Santiago Papasquiaro dice: Esta niña amante segura de Bécquer Me imagino que, antes que tener una postura equivocada, ha de ser peor oponerse a todas las posturas imaginables. Eso deja a Mario Santiago en un desolador punto muerto de la historia literaria, de visionario que clama ante el desierto, como el Juan Diego de su propia invención, que confiesa en un monólogo dramático, como una figura fantasmal: No seré el mismo De alguna manera, la imagen de Santiago Papasquiaro pasa por el mismo proceso de subjetivación dentro de la tradición poética mexicana. Es imposible que una figura como la suya no genere controversia, incluso después de muerto. O se le odia o se le admira, pues él mismo se encarga de demostrar de qué lado está: “La poesía mexicana se divide en 2 / la poesía mexicana & el infrarrealismo.” Conclusión. Mario Santiago y el infrarrealismo
Mario Santiago no se desentendió del todo del movimiento como Bolaño. En una entrevista, Lara Klahr afirma que Mario Santiago deseaba que Al Este del Paraíso se volviera el órgano de divulgación exclusivo de los poetas infrarrealistas, mientras que él prefirió abrir el espacio a otros autores que poco o nada tuvieran que ver con este movimiento. Santiago Papasquiaro se refugió en este “ismo” como décadas antes lo hicieran los surrealistas, los estridentistas, los creacionistas y un largo etcétera. Cuando Orlando Guillén conoció el infrarrealismo a través de Montané y Bolaño, lo consideró “un movimiento sin ninguna base crítica, sin manifiesto, sin nada, un movimiento que consistía en adherirte a él. Lo que Roberto quería era que me declarara infrarrealista…” Era la misma táctica de otros jóvenes de Latinoamerica que buscaban alcances internacionales para sus colectivos, ![]() Yo creo que Mario Santiago hizo una obra efectivamente adolescente, y luego comenzó a deschavetarse, a perder el centro, no como Pound peleando contra el mundo sino contra sus propios fantasmas; no se pudo vencer a sí mismo que es algo difícil y que el camino de la poesía impone, conforme se va viviendo. Pero Mario no tenía una conciencia de transcurrir… nada más una conciencia de ser, de permanecer… vivía con consigna del día, y se dio cuenta que había de pronto pasado la juventud. Pero si atendemos a los poemas (que por fin están aquí, como bien celebra Fabre), veremos que en realidad no “perdió el centro” porque simplemente nunca quiso tenerlo desde un principio, por lo menos en lo que a su producción literaria respecta.
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1 Desafortunadamente, para los propósitos de este escrito, no se pudo consultar la selección del poeta incluida en la antología de jóvenes poetas latinoamericanos de Bolaño, Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego (1979), ni la plaquette Beso eterno (1994), publicada como Aullido de cisne en Al Este del Paraíso.
2 Aparte del hecho de que Lara Klahr se enojara mucho con Montané por escribir este artículo, porque según él casi no conoció a Santiago Papasquiaro (lo cual despierta interesantes preguntas sobre la “autenticidad” o “legitimidad” en las declaraciones de los que hablan sobre su poesía, y sobre los individuos que están “autorizados” para hacer su exégesis). 3 Un pasaje similar (con una frase idéntica) acontece en El testigo, cuando Julio Valdivieso se encuentra a Ramón Centollo (alter ego de Santiago Papasquiaro en la novela) en el bar de la Casa del Poeta: “¿sabes qué? Hay cosas que te pasan sólo porque eres joven. Cuando fui a casa de los papás de Olga [Rovirosa] me convidaron un whisky. Nunca nadie me había ofrecido un trago en una casa. ¿Y sabes por qué? Porque tenía dieciocho años. Las cosas me pasaban porque tenía dieciocho años”. |
Bibliografía y audiografía citada: |
Aurelio Meza (Ciudad de México, 1985) ha trabajado en diversas instituciones educativas y culturales, como el IPN, el FCE, la UAM Iztapalapa y la UNAM. Ha publicado poemas, ensayos y reseñas en revistas literarias como La cabeza del moro (Zacatecas), Al pie de la letra (Mérida) y Punto en línea. Obtivo una mención en el 39 concurso de Punto de partida en la categoría de ensayo. |