Islas
a
Al dormir juntos
somos dos viajeros inmóviles
que van de la mano a
destinos separados.
Islas portátiles
con fauna propia, separadas
por un mar ingente de silencio.
Quiero que te muerda el vientre
algún animal de un sueño mío.
b
A veces un sueño nos caza
y no nos deja volver.
Le llamamos muerte.
A veces le arrancamos
un pedazo al sueño
y lo traemos en las manos
aún vivo, aún latiendo.
Qué es soñar sino una cacería
de instantes salvajes e indómitos.
c
Soñar es llevarse
todo lo propio pero olvidar
el cuerpo en una cama,
en un camión, en alguna sala de espera.
d
Cuando los sueños aún no existían,
nos enseñaban desde niños
a revolcarnos toda la noche
sobre algún recuerdo.
e
Ir a países a soñar en otro idioma
a exportar nuestras narraciones íntimas.
Viajar con la nación bajo los ojos cerrados:
Los sueños son patrias portátiles,
naciones transitorias.
f
Todos los días, alguien,
en algún lugar del mundo, nos sueña.
Un tejido de sueños nos mantiene vivos.
g
En la noche es posible percibir
el lento andar del tiempo orgánico,
las horas calladas reptando sobre los cuerpos.
En la noche se funden los silencios de todos.
No nos pertenecen.
¿Es usted capaz de reconocer su silencio
de entre todos éstos que son uno solo?
h
A lo lejos,
los últimos trenes sobre un horizonte intuido.
Es la hora en que pasan a recoger
a los niños insomnes que fuimos.
Un llamado de otros tiempos.
i
He dejado claro que cuando muera
debo ser enterrada en tu boca.
Soñé que brotarían muchas flores.
Monumentos
a
Éramos los maestros del olvido,
pero eso ya nadie lo recuerda.
Nadie va a volver a la casa
donde nacimos para recordarnos.
No fuimos hechos para la eternidad.
Las líneas de nuestras manos
conformaban el mapa hacia la desmemoria.
Al olvido se le navega a oscuras
y con las manos sobre los ojos.
Al olvido se llega a través de la palabra Siempre.
b
A veces sólo somos
—y al final, sobre todo—
ruinas de algo que fue amado.
Monumentos andantes al olvido.