[La situación se parece a un estallido: el arte marcha
en todas las direcciones, y nadie puede discernir
cuáles serán esas direcciones hasta haber empezado
a marchar por ellas.
John Cage, Para los pájaros]
1. SITUACIÓN: El performance se define por la reacción que genera en el espectador, a partir de la integración y/o intervención de los elementos que conforman una situación específica; es decir, un performance es un proceso interactivo, un diálogo y/o confrontación entre la obra, el artista, el espectador y el ambiente, enajenando y desmitificando el canon establecido en lo inmediato, y negando, por lo mismo, el arte como linealidad, como justificación y como realidad.
2. DESCOMPOSICIÓN: El performance establece, socialmente hablando, una ruptura de sentido: un no-lugar y un no-espacio, sin estructuras fijas y sin convenciones morales preestablecidas: una realidad virtual donde reina el delirio: la obra de arte total. Por lo tanto, tiene una función revolucionaria: la contaminación no sólo de los símbolos y los signos, sino también de las instancias; la abolición de la certeza y la ramificación ad infinitum de las posibilidades poéticas fuera de contexto.
3. IMPROVISACIÓN: No es el performance una forma de hacer arte, sino una intención de generar ritmo. Es la belleza o el caos, como flujo y no como sentencia, lo que determina la efectividad del performance. Sólo a través de la improvisación se puede superar el espejismo de lo ideal para acceder a la armonía de lo inesperado. El performance como saturación, nunca como ejecución: a la deriva y estallando, siempre estallando.
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Víktor Ibarra Calavera (Ciudad de México, 1992). Es arquitecto y poeta. Cofundador de la revista Trifulca. Ha publicado Estelas (Editorial Analfabeta, 2009), Dark Microsoft (Rdlps, 2010), RQUIEM (Editorial I Z I Z, 2012). Ha participado en distintas lecturas performáticas, así como festivales de poesía como Poesía en Voz Alta 2011. Actualmente trabaja en una retrospectiva de poesía mexicana joven.
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