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Dentro del ojo
el reflejo acaricia la profundidad,
se distiende.
Imágenes nunca quietas.
*
El espejo
—doblez profundo—
se vuelve calle
ante la herida
de una voluntad
que oscurece.
*
La tarde levanta estatuas.
Niños
como un batir de reflejos
las rodean.
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Habitación cristalina
la del caleidoscopio.
Si llueve
y toda esa agua que cae
en incesante gotear,
apaga la sed
inmensa y negra.
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No hay pájaros.
El cielo baldío
se desborda
sobre el cristal del lienzo.
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En la oscuridad
los aros líquidos del lago
—de extensión palpable
sus nítidos matices—,
tiemblan.
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Sombras, pliegues,
triángulos, crestas, fauces,
muros,
diamantes,
giran
y reacomodan
el desvanecido universo.
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El caleidoscopio,
su definición,
acuario encendido
de peces.
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Nadia Contreras (Quesería, Colima, 1976) Escritora. Sus poemarios más recientes son Cuando el cielo se derrumbe (El tucán de Virginia, 2007) y Presencias (Mantis editores, 2008). También publicó un libro de narrativa titulado El andar sin ventanas (E-book, 2012). Actualmente vive en Torreón, Coahuila.
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