RESEÑA / Abril-mayo 2015 / No. 55 |
El color del agua Los cuentos de Yeni Rueda López |
Marco Antonio Cuevas |
Yeni Rueda López
|
![]() Con anterioridad, Yeni Rueda había publicado algunos cuentos entre los que cabe destacar “Fantasmas en la estancia” (Después del instante (Antología moriana), Moria / Ediciones Simiente, 2011) en el que por medio de una detallada descripción capta cómo un personaje toma conciencia a través del miedo a la ausencia, y “Dioniso” (Moria, septiembre 2011) donde, por el contrario, mediante ágiles transiciones, recicla la figura del dios griego para delinear a un personaje que será producto de la confrontación entre el mundo clásico y una realidad actual concreta. Por su parte, los tres cuentos que integran Tres gotas de agua están imantados, como ha dicho la autora en una reciente entrevista, “por sus coincidencias”, y muestran el punto que ella ha alcanzado en el juego entre las formas y los temas. En “Román”, el protagonista se debate entre el amor por María, su compañera desde la infancia, y una pasión por el mar, que lo obsesiona hasta el punto que lo lleva a abismarse en él para soportar la ausencia de su amada. En su brevedad y emoción contenida, las voces que componen este cuento parecieran escucharse como en una tarde de lluvia, sordas a todo sonido que no sea su propio fluir, esa voz que la marea interna permite hacer escuchar a través de la literatura. En “Glauco”, Rueda desarrolla con algunos recursos tomados del teatro, la historia de Sofía y Bartolomé, una pareja enamorada de una bailarina, Anäis, que es un ser “abismalmente verde”, eco femenino del dios Glauco, a quien la pareja revela en su ambigua transformación a través de sus diálogos. Creo que en este cuento pueden encontrarse ciertos ecos de la lectura que ha hecho la autora de la obra narrativa de Juan García Ponce, que si bien se muestran de manera incipiente, apuntan hacia una cada vez mayor introspección en los materiales propios, y pueden resumirse hasta este momento, por una parte, en un interés por los espacios, su descripción y su relación con la intimidad de los personajes, y por otra, en una interesante búsqueda de la imagen a través de los recursos narrativos, procedimiento que viene directamente del autor de Figura de paja. Finalmente, “Diluvia”, con la naturalidad del oleaje, nos devuelve la historia de María y Román desde la voz del nuevo novio de ella, quien complementa con su relato el destino trágico de los amantes, prefigurado en “Román” y que encuentra su desenlace con el regreso de María al mar. Con este cambio de voz y de perspectiva, la autora cierra el círculo que abrió con el primer cuento, habiendo colocado en el centro del libro la figura mítica de un ser acuático que permea las demás historias con su imagen elemental. Imagen que adquiere una rara claridad en la que los reflejos y los contrastes se concentran en cada una de estas gotas iniciales. Publicado dentro de la colección Arte factos de Ediciones Simiente, el sello editorial que dirige el poeta Sergio David Lara, Tres gotas de agua nos hace pensar en las implicaciones que como producto editorial conlleva el primer libro de un autor –y que no residen, como actualmente se cree, en imponerle al libro una “imagen” que depende sobre todo del uso de recursos efectistas para atraer la atención del lector (y que van del empleo de títulos pretendidamente irreverentes, portadas gráficamente ostentosas pero banales, atractivos diseños interiores robados de otros autores, hasta desproporcionados elogios en la cuarta de forros). Por el contrario, el auténtico poder de sugerencia que supone la publicación de un primer libro consiste, además de los rasgos en potencia que evidentemente implica este tipo de publicación (como son la incipiente fuerza creativa y la novedad personal de la propuesta, cuya autenticidad depende más de la experiencia propia del autor y del punto de vista que ha alcanzado que de la utilización de recursos extraliterarios a la moda), en dar de él una imagen que perdure, gracias a su simplicidad, y que por sí misma genere el máximo interés sin salirse arbitrariamente del campo que los contenidos del libro exigen. Por su parte, el primer libro de Yeni Rueda surgido en medio de esta disyuntiva, parece inclinarse por un trabajo más introspectivo, que toma en cuenta la manera de disponer los materiales y de llevar los textos a un plano más allá de lo estrictamente personal como atisbos de un estilo propio, que es deseable que se desarrolle a plenitud y alcance formas más amplias en libros posteriores. Llama la atención en este caso cómo la edición se corresponde en un sentido gráfico al contenido del libro y a la sensibilidad de su autora por el colorido de los objetos, pues ya desde la selección de tintas, el diseño de la portada y la acuarela de Amanda Mijangos, se hace evidente bajo el cambiante color del agua la complejidad que ésta contiene. Con naturalidad, las Tres gotas de agua de Yeni Rueda brillan frente a la mirada del lector como una invitación a descubrir un mundo literario en germen. |
Ilustraciones:
|
Marco Antonio Cuevas (México, 1980). Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Desde 1999 participa en el Taller de Poesía y Silencio que dirige el poeta Alfonso D’Aquino, con quien se desempeña como asistente editorial. Ha publicado Horizonte (Ediciones Hojas Sueltas, 2004) y Espejo negro / Balthus (Ediciones Hojas Sueltas, 2007) y Espejo negro (ICM/Conaculta, 2013). Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación Artística, Morelos 2010, en el área de Poesía. Actualmente trabaja en la reunión de la obra literaria del pintor y dramaturgo mexicano Agustín Lazo. |