Estos días sin mañana
Álvaro Solís
Ciudad de México
Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla
Serie Urbanos Poesía, 2020
Todos, en algún indiscutible momento, nos hemos reconocido en un poema o verso. Sufrimos en tanto aquella introspección que refiere Octavio Paz en El arco y la lira: “lo que descubrimos cuando leemos un poema en realidad es lo que ya llevábamos dentro”.
Algo similar ocurre cuando leemos a un poeta como Álvaro Solís (Tabasco, 1974), porque sus versos elegiacos y contundentes, su consistente ritmo y sus creativos arrebatos son difíciles de evadir, nos mantienen atentos hasta que el poema se resuelve o se calma la tormenta que llevamos dentro.
En su obra más reciente, Estos días sin mañana, publicado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla en la serie Urbanos Poesía, Solís nos ofrece un camino reflexivo donde la poesía, la experiencia personal y la filosofía se reúnen.
El poeta dialoga con su tradición, hace un recorrido por su historia personal, profesional y literaria, por eso encontraremos vestigios de poetas como Carlos Pellicer, José Carlos Becerra, Eduardo Lizalde, Federico García Lorca, Maurice Blanchot y Saint John Perse, cuya imaginación aporta una nueva perspectiva a su poesía culminante.
Álvaro Solís se reconoce mortal y se cuestiona, medita, sobre el misterio de sí mismo, la relación con la vida y con quienes lo rodean, explora con la escritura “ese río del tiempo hacia la muerte” que refiere Blas de Otero.
y a callarnos
a olvidarnos en el tiempo miserable
que no parece tener memoria.
La primera parte es un conjunto de poemas, parecidos al fuego sofocado por la despedida, del que sólo queda pavesa dispuesta a incendiarse nuevamente en el tacto de un recuerdo inalcanzable, en la nostalgia impronunciable del adiós que no se olvida.
En esta sección la experiencia personal se hace presente, pues el poeta parte de una remembranza para reencontrarse con su linaje, con su niñez y con personas que han sido parte fundamental de su vida.
Es aquí donde tiene lugar el primer contacto con la muerte y su significado, y comienza a configurar aquella inquietud por entender su misterio, la íntima y externa relación de la que ningún sujeto puede escapar.
La segunda sección es la más extensa y se compone de una serie de nexos, ideas y eventualidades ordinarias que se convierten en imágenes, versos imprevisibles que sacuden, estremecen por su exacta revelación y palabra.
Solís ofrece un espacio en el que la poesía y la filosofía conviven con el firme propósito de entender la dinámica y los alcances de la existencia, de tal modo que la palabra, los sentimientos, la familia y los amigos, la poética y el silencio cobran un sentido metafísico que va vinculado a la particular realidad del poeta.
La tercera parte consta de seis poemas que conceden esperanza, nos llena de coraje para enfrentar los designios que están más allá de nuestras manos y palabras, enciende la luz que nos permite recuperar el aliento:
lo que a pesar de todo nos deslumbra.
el rastro, para mañana el tiempo será
amigo de nadie.