CARTOGRAFÍAS / febrero-marzo 2016 / No. 60 |
De Nuestra película de las vacaciones* |
Mamá Emily Punto panorámico Bodegón Mi amigo Jhon Claudio –microbiólogo, bailarín profesional de cumbia y luchador amateur de judo– me manda un email sin percatarse de que acaba de escribir un poema chino Un apunte sobre perspectiva Herencia Cuándo deben introducirse títulos |
Mamá Emily Un paso en falso puede arruinar un par de zapatos o una vida entera. Mejor es hacer una pausa y escuchar lo que le dice la verdad a la belleza de una tumba a la otra: el dolor no sana con el tiempo. Más probabilidad de curarse tiene la locura que trajo la disidencia. La prueba está en las aves que emigraron una vez más mientras la aflicción se quedó con vos a separar la maleza del huerto. Té frío para volver al rastrillo. Serenidad para recorrer el zaguán. Ahí también todos los días son como domingo. Aunque el pasado a veces asoma la cara por la ventana. Ahora hay que dejar que cicatrice la herida y usar el puñal para partir los limones o desatar las cartas que envió el médico. La miseria no nos absuelve del error. La ganancia está esperando la prueba de la pérdida. La duda ya trazó sus límites. Es una tarde soleada y hay que rociar las flores. Meditar es un lujo. No confundir meditación con parálisis. Una abeja se emborracha de luz y recorre el vidrio buscando una salida. Punto panorámico Pienso en el pasado como un punto panorámico donde cada vez es más extraño contemplar los escenarios que recuerdo de la infancia. Me refiero al potrero donde jugué a las tandas de penales con mis primos, al terreno que desmalecé con papá para sembrar maíz o alistar almácigos, a los rastrojos que recorrí con mis tíos durante sus cacerías nocturnas. Las quebradas desbordadas en invierno y los caminos de tierra colorada para ir a la iglesia. La geografía de mi infancia ahora es puro lenguaje. Debo elegir bien las palabras para mantener la brisa fresca en el rostro al deslizarme en un cartón por el altillo donde estaba la casa vieja de madera. Bodegón Otra vez las compras sobre la mesa. En silencio aprendimos a movernos entre el supermercado y la casa, entre la provisionalidad y el determinismo, entre el valor de lo inútil y el desgaste de lo escaso. Hace rato que algunas palabras nos saben a frutas de frigorífico. Mi amigo Jhon Claudio –microbiólogo, bailarín profesional de cumbia y luchador amateur de judo– me manda un email sin percatarse de que acaba de escribir un poema chino Sigo en Batán. Pasaron las inundaciones. Me mudé a otra choza donde lo único que hay es un mapa y una silla. Estoy esperando que lleguen los pájaros al comedero que puse en el patio. Un apunte sobre perspectiva Recuerdos como paralelas imaginarias –y los cables del teléfono y la cuneta– que convergen en el punto de fuga: la cabeza del viajero, encapuchada, sobre la línea del horizonte. El momento en que se percata que ha estado caminando durante mucho tiempo en la dirección equivocada y decide seguir. Herencia La herencia que nos ha dejado el fotógrafo de feria exige que los sujetos posen ante la cámara como reos a quienes se va a fusilar. Pero nuestra cámara de cine, cuya misión es la de conservar la vida y no destruirla, preferirá sorprender a los sujetos en sus ocupaciones habituales: enseñando al viejo perro tretas nuevas, limpiando la bicicleta del nene, cuidando las flores o fumando la pipa con tranquilidad. Cuándo deben introducirse títulos Si durante un viaje en auto por lejanas comarcas las condiciones del tiempo nos impidieron filmar durante una jornada, podremos intercalar un sencillo título que diga: “Una lluvia inesperada destruyó nuestras esperanzas de filmar entre tal ciudad y tal otra.” Este título, empalmado en medio de una escena de distantes nubes tormentosas y relámpagos vistos a través del parabrisas ya cubierto de gruesas gotas de lluvia, salvará la laguna existente en la ilación. |
De Días ordinarios Inéditos |
* Nuestra película de las vacaciones, Liliputienses, Cáceres, 2014. |