Contenido:

Luis Reynaldo Pérez (presentación) / Laura Ivette Batista / Sandra Berroa / Diego Cepeda / Thaís Espaillat / Daga Gautreau Aguilera / Ivania Henríquez / Juan Hernández Inirio / Miguel Jiménez / Yirbett Joseph / Jesús Marrero / María Mercedes Marte / Karlo Pacheco / Laura Paulino / Camila Rivera González / Maggie Belle Salazar

Universo

Cuerpo fibroso de poema
Ira de música y verso con boca pictórica
Carne de tierra enlazada

Si mi sol domina
Con estas notas que retumban
Que se duermen misteriosamente sobre tu cuerpo

Ese cuerpo de teclas blandas
A pleno vuelo de sonido
Montado en un canto de violines enredados

Como quiero crearte, luna
Alistar la carga
Los sonetos manchados
Girar tu voz de lira hasta mis pedazos

Pintarte soledad
Con este instrumento que nubla magia en los vaivenes

Que no cedan tus gaviotas en lugar del silencio
Aquí te tengo
Partitura esmerada
Grito espinal
Robándome los miedos a puro verbo

Aquí un soplo hambriento
Fino como bálsamo tendido
Es el mundo reducido componiendo cuerdas en la arena.



Materia íntima

Pensé que era resistible
Esa transparencia que empolva la desgracia
Y vuelve a ser
Alma atrapada, drogada en tu cuerpo
Con memoria de anaqueles
Degustando una bala de atavío

Esos ojos pasajeros que abren redes
Rituales de boca en forma de ciudad
¡Cuánta calma cuando éramos entonces!
Un habitar de sombra estéril
El abrupto beso postmoderno
Atado a los astros de una estirpe

Esa tierra tan prometida
Tan rendida en tu espalda
Llena de barcos y de venas indecisas

Ven y dime otra vez
Con ese conjuro de ojos que destapan la noche
Con silencio íntimo
Donde se refleja la luz creada
Que el tormento es ser mujer de tu mirada mansa.



Mar eterno

He capturado una frontera sigilosa
acechando el pensamiento como fiera intestinal

Te he observado tantas veces que ya no siento
que las cenizas son portales de cuerpos ahogados

Un aire desmesurado en la fijeza
Donde la huella es poesía en tu ojo

Estoy tan parada en esta muerte fálica
Tan viva como la rabia de una sombra fascinada
Celebrando el trance de pelvis pintadas

Invocando el esplendor que se aferra en lo pleno

Te miro como si el quejido del instante fueran gotas de sexo
huyendo de tus venas prendidas

En la cara de tu piel arbórea
Me besas con lenguaje absoluto
Hasta que el tacto de una rosa tenue
Punto remolino de fuga
abunde mi pecho.