RESEÑA / agosto-septiembre 2018 / No. 75

La congregación de los muertos o El enigma de Emerenciano Guzmán, de Humberto Guzmán


La congregación de los muertos o El enigma de Emerenciano Guzmán
Humberto Guzmán
México, Universidad Autónoma de Querétaro, 2013




¿Cómo se construye la historia? Aún mejor: ¿cómo se entrelazan las historias personales del pasado para darle forma al presente? Es verdad que los muertos no pueden hablarnos para contarnos de ello, pero en la oscuridad, los fantasmas comienzan a hacerse presentes con tal de inquietar al que los ve, para que los escuche, interprete y comience a entretejer un fragmento de la historia perdida.

Estos fantasmas son los que van apareciéndose a lo largo de la travesía del protagonista en la novela La congregación de los muertos o El enigma de Emerenciano Guzmán. Después de realizar un viaje para investigar sobre su pasado, Baldomero Guzmán tiene simultáneamente la fortuna y la desgracia de percibir a sus fantasmas generacionales, que hacen eco de la historia oculta, misma que está ardiendo por ser contada. Su padre, su abuelo y su bisabuelo son figuras cruciales en la búsqueda de la verdad, pero es más bien el asesinato de Emerenciano Guzmán (su abuelo) el que desencadena una serie de eventos que mueven la narración.

Se resquebrajan las líneas del tiempo. Reviven los antepasados. Las sombras se asoman y la congregación de los muertos se reúne en torno al protagonista, que es capaz de dar saltos al pasado y al presente para resolver los acertijos sobre el homicidio de su abuelo. La novela nos va mostrando entonces distintos cuadros de la realidad: por una parte, la Salvatierra de 1917. Por otra, Moroleón en 1894. Estos escenarios convergen finalmente en la Ciudad de México en 2006, tiempo en el que el narrador-investigador va contando las memorias y resolviendo su propio rompecabezas.

Conforme la novela nos va sumergiendo en su trama, descubrimos que la línea entre la realidad y la ficción es muy fina, como esa sensación que nos aborda tras despertar de un sueño pesado: un horizonte donde se entremezclan anécdotas familiares, historia, fenómenos sociopolíticos, ideales, tragedias, cambios de humor, testimonios, recuerdos, documentos y apuntes históricos que juntos dejan ver una representación más íntima de México cuando comenzaba a consolidarse en su época moderna.

No es complicado seguir al protagonista en sus encuentros para desenterrar un pasado que se encuentra muy vivo, aun cuando los saltos en el tiempo son constantes. Al contrario: en un momento podemos estar inmersos en las calles de Salvatierra, en 1917, cerca de los portales de la Plaza del Carmen, observando la minuciosa descripción de Emerenciano. Después, tras un chasquido y vuelta de páginas, aparecemos desentrañando las realidades de Ubaldo, de Luis Guzmán, en la colonia Obrera de México de inicios de 1952. Si algo está muy bien estampado en la novela es la enriquecida descripción de los lugares, de los sabores, las atmósferas, la ropa, la arquitectura, los paisajes, los personajes. Pronto nos sentimos allí con ellos, identificándolos y resolviéndolos también en sus virtudes y peripecias, para que dejen de ser fantasmas enigmáticos y se muestren como una necesaria realidad de la historia. No en pocas ocasiones estará tentado el lector a cuestionarse sobre la barrera ficción-realidad en este tejido literario.

Humberto Guzmán nos hace un par de obsequios en la novela: dos fotografías que emergen de la realidad literaria para saltarse esa dimensión lingüística y evitarnos toda duda: La congregación de los muertos... tiene una gran carga biográfica y autobiográfica, tal cual lo menciona el propio autor en la contraportada de su libro.

Al final, nos queda en la mente ese genuino deseo de seguir explorando sobre los personajes, de releer para terminar de armar esos saltos espacio-temporales e incluso de imaginarnos mejor el árbol genealógico del protagonista para confirmar las conclusiones que Baldomero Guzmán estuvo desarrollando con tanta energía y empeño. Los fragmentos van haciendo la historia. La historia a los personajes. Ellos existieron y por ahora viven en el libro: el paradigma literario se desdobla de forma muy enriquecida sobre nuestra percepción. Queda, incluso, una espontánea voluntad de indagar ahora sobre nuestros propios fantasmas, porque, quiérase o no, Humberto Guzmán nos convence de que La congregación de los muertos... no es un enigma completamente resuelto, sino una invitación para reflexionar y empaparnos de la historia y microhistorias ocultas que todos cargamos a través del tiempo.





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Francisco Fernández (Ciudad de México, 1980). Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras, en la UNAM, donde estudió la licenciatura en Lenguas y Literaturas Hispánicas. Ha sido colaborador editorial y ha hecho corrección de estilo en la revista Estudios de Cultura Maya, en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. También ha traducido, del inglés al español, artículos de divulgación científica y ha publicado en Lingüística Mexicana, Letras Raras y Punto de partida. Actualmente está terminando de escribir su novela Cartas a vuestra merced.

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

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