Punto en Línea llega, 12 años después de su fundación en septiembre de 2007, a su número 81. Se trata de una publicación pensada, desde sus inicios, como el complemento de Punto de partida: la edición impresa que en la actualidad —luego de publicar decenas de números dedicados a regiones o géneros literarios específicos— es una revista temática, resultado de la transformación que tuvo a partir de la convocatoria “Partir del punto”. Igual que su hermana mayor, la revista Punto en Línea se ha mantenido a lo largo de su historia como una importante plataforma para difundir la nueva creación de México y América Latina, con las libertades que ofrecen tanto su formato digital como su carácter misceláneo.

A este número se presentan colaboradores que, de manera evidente y nada anticipada, dialogan entre sí. El lenguaje y sus fronteras, la atomización de las formas, el interés por lo desmitificador y el juego de contrastes entre las pulsiones deseo/pérdida descuellan como recurrencias dentro de esta edición.

El ámbito familiar en tanto espacio inseguro, amenazador a ratos, aparece en los textos de los cuatro narradores reunidos aquí: Montserrat Rodríguez Ruelas y Luis Fernando Rangel Flores, con sus cuentos iniciáticos “Blues” e “Inventario”; Rodolfo Munguía, con el breve y redondo “Veinticuatro de febrero”, y Jair de la Sancha con sus minificciones sugerentes y evocadoras.

La familia también es un tema del que se apropian los poetas de esta edición. Alan Valdez presenta fragmentos de una serie intitulada “El Lugar” —nada menos—, en los que juega con la noción de hogar y de infancia, igual que hace Guillermo García en su brevísimo poema “La enfermedad de los pájaros”. Asimismo, el empeño contemplativo de los poemas de Asmara Gay encuentra una suerte de contrapunto en los fragmentos que comparte Marlén Curiel Ferman de su libro inédito Novo Ars Subtilior. Crónica de los monjes androítas de su conquista en tierras stellenses, que —como su título sugiere— giran alrededor de una ficción futurista en la que los géneros se trastocan.

Un afán narrativo se aprecia también en la notable serie gráfica Bichos del jalisciense Anael Díaz, en la cual reúne diez ilustraciones infantiles —en acuarela y tinta— con personajes que forman parte de un mundo ficcional creado por el autor.

Adriana Azucena Rodríguez llega con un ensayo cuasiacadémico, de tono desenfadado —más cercano al artículo de divulgación que al paper—, en el que se propone “comentar algunos elementos del contexto en que vivió Sor Juana y que ponen en duda la manera en que hemos entendido ciertas actitudes plasmadas en sus textos”. ¿Realmente se creía “la peor del mundo”? ¿Hay indicios para pensar que la monja jerónima fue lesbiana? ¿Cabe la mención del feminismo al hablar de ella? Rodríguez echa luces sobre lo anterior en “Diálogo de siglos: Sor Juana en su contexto”.

En la sección de reseñas, la bonaerense Luciana Wainer ensaya alrededor de la instalación escultórica No verbales (2018), de su paisana Ana Paula Latini. Gabriela Ardila habla de Teoría King Kong (2018), urgente libro sobre feminismo escrito por la francesa Virginie Despentes, mientras que en su columna Atalante Rodrigo Martínez comenta la película La camarista (2018) de la realizadora mexicana Lila Avilés.

Gracias de nuevo, colaboradores y lectores, por hacer que esta revista —como todo el proyecto Punto de Partida— siga gozando de buena salud. Los invitamos a seguir nuestras redes sociales y a continuar colaborando con nosotros. Disfruten nuestro número 81.