KARLA
PEDRO
En una cocina se encuentra KARLA, utiliza una tabla y un cuchillo para partir verdura.
Hace calor.
Hay fatiga en ella.
El sonido del cuchillo al atravesar las papas.
Se seca el sudor.
Se genera una rutina de sonidos y movimientos.
Se abre una puerta.
PEDRO: ¿Cómo estás?
KARLA: Bien.
PEDRO: Sopa, ¿de verdad que no te hartas?
KARLA: No está lista… Deja ahí.
PEDRO: ¿No te enfadas?
KARLA: ¿De qué?
PEDRO: De la sopa.
KARLA: No.
PEDRO: De la sopa, del tipo.
KARLA: Es tu papá.
PEDRO: El vegetal.
KARLA: Bueno, ¿a qué chingados vienes?
PEDRO: Necesito que me digas…
KARLA: No. Ya te dije que no.
PEDRO: Necesito el dinero.
KARLA: Trabaja… Pásame aquellas papas.
PEDRO: Escucha. (Pausa.) Escúchame.
KARLA: ¡Siempre lo hago! Qué monserga, en serio.
PEDRO: Entiéndeme entonces. Laura se quiere divorciar.
KARLA: ¿Y eso qué tiene que ver con la sopa, con la casa, conmigo?
PEDRO: Dice que soy un irresponsable.
KARLA: Bueno, después de tanto tiempo, estoy de acuerdo en algo con ella.
PEDRO: No es broma.
KARLA: En serio, lo digo en serio.
PEDRO: Karla, necesito que vendamos la casa, es una casa muy grande.
KARLA: Aquí vivimos.
PEDRO: Tú te puedes ir vivir con nosotros. Y yo con ese dinero puedo, no sé, poner un negocio, hacer algo de provecho. Invertir... ¿Qué necesidad tienes de seguir aquí?
KARLA: ¡La que no sientes tú! Mira, esta casa no es mía.
PEDRO: Entonces dámela.
KARLA: Ni tuya.
PEDRO: ¿De quién es, entonces?
KARLA: De él… De papá.
KARLA clava el cuchillo en la tabla, vacía en la olla toda la verdura que ha picado.
Va hacia el fregadero, se lava las manos.
PEDRO se acerca, toma el cuchillo, un pedazo de papa que quedo ahí, y lo comienza a picar.
PEDRO: Él está muerto.
KARLA: Vegetal.
PEDRO: Ésta no es vida ni para ti ni para él.
KARLA: Oye, ¿y tú desde cuándo te preocupas por uno?
PEDRO: No digas esas cosas, yo soy tu hermano.
KARLA: ¡Ah!
PEDRO: Yo me preocupo por ti. Por eso quiero que te vengas a vivir conmigo, con Laura, con las niñas.
KARLA: ¿Te preocupo yo o la bola de deudas que no has podido pagar? Ésta es su casa. Debería de darte vergüenza, venir y… Escucha, el día que todo esto acabe…
PEDRO: Me urge que acabe.
KARLA: Te puede escuchar.
PEDRO: Ése no es mi papá.
KARLA: Entonces no pelees la casa.
PEDRO: Está muerto. No habla, no oye, no nada.
KARLA: ¿Eso es lo que vienes a decirme? Mira, ya ni los médicos.
PEDRO: No te burles.
KARLA: No digas pendejadas… No vengas a interrumpir, porque aquí, PEDRO, sobran cosas por hacer.
PEDRO: Desconectarlo, eso es lo que deberíamos hacer. DES-CO-NEC-TAR-LO.
KARLA: Hagamos un trato.
PEDRO: ¿Qué clase de trato?
KARLA: Tú me dejas en paz, y el día que él muera te entrego toda la casa. La vendes, te la comes, la incendias, me vale un carajo. Pero mientras, nos dejas tranquilos.
PEDRO: Me urge, Laura está con las maletas hechas.
KARLA: Pues que se vaya.
PEDRO: Yo no me quiero divorciar.
Ya está lista.
KARLA: ¿Y?
PEDRO: La sopa ya está lista.
KARLA prepara un plato de sopa para su papá.
KARLA: Y tu exesposa también.
PEDRO: No me he separado… ¿Me sirves?
KARLA: Vete haciendo a la idea.
PEDRO: Ya no tiene conciencia de nada. Le va a dar lo mismo si lo mandamos a un pinche hospital… Lo desconectamos.
KARLA: No. Ya te dije mi trato. Ganas todo. Te cambio mi parte, a cambio de que dejes de estar chingando. ¿En verdad? Es tu papá, carajo. Escucha lo que estás pidiendo… No es mi problema. De nadie es problema que tu vieja se quiera divorciar. Yo sí me separaría de un ojete, vicioso, hijo de puta como tú.
PEDRO: Cállate.
KARLA: Vividor…
PEDRO SE ABALANZA SOBRE ELLA.
ELLA SUJETA EL CUCHILLO.
KARLA: Yo ya no te tengo miedo. No, Pedro, por favor, ya no soy una niña, yo no te tengo miedo. (Suelta el cuchillo, PEDRO se aleja.) Yo te tengo lastima. Nunca te acusé.
PEDRO: ¿Y qué va a hacerme el viejo? ¿A poco no te agarraba?
KARLA: Hazte para allá.
PEDRO: Está muy raro tanto amor, y luego ni te casaste ni nada.
KARLA: Vete a la chingada, pinche enfermo. Déjanos en paz.
PEDRO: ¿Me sirves sopa?
KARLA: Eres un pendejo.
PEDRO: Perdón.
KARLA: No me toques… Me das asco.
PEDRO: No lo olvidas.
KARLA: No.
PEDRO se sirve sopa.
Corta un pedazo de pan.
KARLA termina de acomodar sobre una charola la comida para su papá.
Silencio.
PEDRO toma el cuchillo.
PEDRO: Entonces, ¿vamos a vender la casa?
KARLA: Cuando él muera es tuya.
PEDRO: ¿Puedo despedirme…? Voy a pasar a verlo.
KARLA no lo mira.
PEDRO se adentra a la casa.
KARLA busca el cuchillo. Se queda inmóvil.
PEDRO regresa, lava el cuchillo en el fregadero. Se limpia las manos, toma un plato y se sirve.