No puedo recordar quién dijo que sólo hay tres grandes temas en la literatura (y posiblemente en todo el arte): el amor, la vida y la muerte. Más que un frenesí o una ilusión, ¿escribir, grabar, filmar es intentar comenzar? ¿Es amar? ¿O elegir un final? ¿Todas las anteriores o ninguna? La selección del presente número de Punto en Línea dialoga y lanza esas preguntas.

Abre el número “Confianza en el fuego”, una selección de Melinna Guerrero en la que dicho elemento enciende por primera vez la sensación de acompañar, amar u odiar en cada poema. Sigue el “Cuaderno de dinosaurios” de Luis Fernando Rangel, cuyos versos juegan con la memoria y las imprevistas conexiones del Mesozoico y la infancia.

Sigue “Vuelvo a mí”, de Angélica Mancilla García, un retorno verbal al origen en el que la voz lírica renombra, se reafirma y se habita a sí misma. Cierra la sección “Tarot” de Aldo Vicencio, en el que la escritura y la lectura de signos —dentro o fuera de una página— se desarrolla entre razón y adivinación a partir de la lectura de tres arcanos.

En Crónica, “Nuestro rastro en este lugar” de Tonas Lima hace un recuento a partir de lo que queda o cambia de unx mismx, sea en la historia personal, como el caso del polémico Don King, o en los lugares que ocupamos, como la habitación propia.

En Traducción, Jiyar Homer y Ariel Miller vierten, por primera vez en español, cinco poemas breves de Farhad Shakely, uno de los fundadores de la poesía kurda moderna. Agradecemos al autor el permiso concedido para estos inéditos.

En Ensayo, “Masiosare un recuerdo tramposo” de Ana de Anda aborda la fragilidad y la maleabilidad de la memoria y, por lo tanto, el afán de recordar para “volver a vivir” o al menos intentarlo.

A continuación, los grabados de Enigma, de Fabián Sosa, abren la posibilidad de percibir —en palabras del artista— “algo oculto” en todas las personas (¿o quizá se trata de la percepción propia?). Esta serie, que integra la sección de Artes Visuales, recibió una mención en el Concurso 53 de Punto de Partida.
“Plegaria del sordo” de Leopoldo Orozco abre la sección de Cuento: una narración breve sobre una rutina silenciosa que termina en un espectáculo de violencia. En “La colonia que me habita”, de Susana López Siller, la amistad es un refugio para Adriana y la protagonista de esta historia, adicta a comer tierra; sin embargo, un terrible acontecimiento quebrará ese lugar seguro.

Cierra “La soledad de Whisky” de Iván Arriaga Vázquez, que cuenta la relación de una mujer mayor y solitaria —a la que no le entusiasman los animales— y un gato. Este cuento, dicho sea de paso, obtuvo el primer lugar del Premio Nacional al Estudiante Universitario Luis Arturo Ramos.

En otra sección, Lilian Michelle Medina reseña Desierto sonoro (2019), la última novela de Valeria Luiselli, en la que los ecos de la desorientación y la aridez atraviesan el libro. Finalmente, en Atalante, Rodrigo Martínez Martínez hace una crítica de Aftersun (2022), la ópera prima de la directora escocesa Charlotte Wells, donde las vacaciones de una hija y su padre se vuelven a vivir a partir de la memoria y la conciencia del paso del tiempo.

Quizás es común, y pienso en Borges, que ante ciertos textos o imágenes ronden detrás de nuestra frente pensamientos de algunas despedidas y finales: “¿Quién nos dirá de quién, en esta casa, / sin saberlo, nos hemos despedido?”. Pero la experiencia de leer un poema, ver un cuadro o una película, por mencionar unos cuantos ejemplos, también pueden hacernos dar las gracias —otra vez Borges— por algo “que nos depara la ilusión de un principio”. Que este número, amigx lectorx, acompañe las mitades de luz y sombra que tal vez cargan tus ojos.