Dos poemas
Lia Quezada
Ciudad de México
la ciudad de méxico es tener los pies mojados
porque la lluvia se te metió en los zapatos
es café que se enfrió y fruta que se echó a perder,
un cigarro que se partió en dos,
un poema que se frustró:
es encontrar el movimiento y perder las palabras
estímulo sin apogeo
más sísifo que el hijo de dédalo
la ciudad de méxico es un cuento que me conté a mí misma
una obra prometida y no entregada,
siempre atrasada
es la cruel asesina de los poetas prodigios
que a los siete años creímos que seríamos
la ciudad de méxico es caminar por la noche
ebria de metáforas y analogías
es detenerme,
extrañada,
porque por un momento completo
no escuché nada
es estar a punto
de no vencer
a la madrugada
la ciudad de méxico es un continuo impreciso sin bordes definidos
o eso dicen
para mí sólo es un par de cuadras
que me cuestan más trabajo que las de guadalajara
la ciudad de méxico es el único lugar a mi alcance
que podía ser vértice del imaginario triángulo
que incesantemente trazo entre parís y buenos aires
es mi vegetativo intento de llenar el vacío que dejó
la fuga de Dios
de mi Padre
de Dios Padre
la ciudad de méxico es disposición deseante,
deseo delirante:
es estar dispuesta a Todo por Siempre
tener la llave de algún lugar en Coyoacán
la ciudad de méxico es un abismo carente de monstruos
pero no de oscuridad
es saberte en vísperas de algo irreparable inconsolable innominable:
tu propia Verdad
la ciudad de méxico es un orificio al final de mis costillas
y es, también,
la bala fatal
la Ciudad de México es,
a fin de cuentas,
cuestión de Voluntad,
aunque los domingos quisiera
que lo fuera de Destino
sin título
qué hacer con esto que siento esto
cómo llamarlo
vamos a intentarlo:
heteróclito
insólito contradictorio
(son las palabras que usa le breton
para describir al cuerpo
lacan usa otras
dice:
“esto es mi cuerpo,
es decir,
el núcleo histérico de la neurosis”
y también podría yo tomar esas
para decirte
esto que siento:
“tu nombre, núcleo histérico
la neurosis, mi pecho”)
el punto es que esto que siento lo siento
en el cuerpo
(cuánto te gustó eso de “poner el cuerpo”
qué celos)
muy a mi pesar
te deseo
mi analista me preguntó si me avergüenzo
dije que no que
bien o mal
pudor no tengo
que lo que me avergüenza es esta ausencia esta falta
de respuesta
resultar te
aplazable
mínima olvidable
estar tirando las palabras
en un pozo impenetrable
*
sigmund dice que analizarse no es confesarse
porque cuando confiesas dices
lo que sabes y
cuando te analizas dices
lo que no sabes
en eso se parecen
por ejemplo
poema y análisis:
qué ha sido esto sino decir
lo que no sé
quiero decir
sé lo que siento
(creo)
todo lo demás
no sé
es más
si ves
cuantitativamente más
lo que no sé
sé
–veamos–
sé que es el cuarto poema que te he escrito
sé que van tres veces que te lloro
margen estrecho
casi sin respiro
no quiero el empate
sé que doy pinta de que sí pero
pero no
no quiero que sea más
cuantitativamente más
el suplicio
las veces que suplico
*
todas pasaron por ello
alejandra e idea, por ejemplo
sus biógrafas dicen que fue
tierra fértil
para su florecimiento
yo lo he dicho:
contigo y con buenos aires
lo más grande es el agradecimiento
pero la amargura no falla en hacer su intento
a mí me da miedo
mutilar a la esperanza quitarle sus letras volverla dejarla
espera
que herida enardecida incendie y envenene
la tierra que un día pudo ser fértil
¿será que lo nuestro
–che–
será que lo nuestro
ha nacido muerto?