DOSSIER / junio - julio 2023 / No. 105

Reivindicación de la soledad: alegato sobre dos ruedas


Armando García



El ser humano es social por naturaleza. No se puede entender la evolución de la humanidad si no es a partir de su existencia en sociedad. Pero es en sociedad que muchas veces la soledad se patologiza. “Deberías buscar una pareja, ¿no quieres?”. “¿Por qué no te has casado?”. “¿Qué vas a hacer ahora que te has divorciado?”. “¿En verdad no deseas tener hijos?”. Preguntas comunes que reflejan un espíritu normativo —“el deber ser”— al que correspondería, precisamente, adaptarse al vivir en sociedad. Este fenómeno de patologizar también se padece en otras esferas, como usar la bicicleta en una sociedad dominada por el automóvil, vehículo individualista por antonomasia. 

Siempre he sido un ciclista solitario, aunque empecé a considerarme a conciencia como tal hace unos 17 años. A partir de entonces creo que para poder vivir en sociedad me ha resultado necesario aprender a estar conmigo mismo: saber convivir conmigo, en soledad, permite un autorreconocimiento en un tiempo y un espacio dados, algo que también da el rodar en bicicleta. A partir de esta identificación propia, se puede tener la capacidad de reconocer a los otros y, por lo tanto, saber relacionarse en sociedad.

Cada quien tiene su proceso en ese aprender a convivir consigo mismo. No es un camino acabado porque el tiempo y el espacio no son fijos, y cada momento de nuestras vidas debemos saber reconocernos en la soledad. Así como cada quien tiene su progreso al respecto, existen muchas formas de llevar a cabo la exploración del aislamiento social. No son siempre excluyentes y, de hecho, hacer uso de dos o más caminos puede ser una mejor manera de aprehender  —sí, con h intermedia, de hacer tuya, interiorizar y por lo tanto saber valorar— tu soledad.

A lo largo de diferentes momentos de mi vida, algunos que parecen efímeros y otros más duraderos, las dos mejores formas para reconocerme en soledad han sido leyendo un libro o pedaleando una bicicleta. Cada una a su manera me han permitido sostener un diálogo conmigo. Parafraseando a George Steiner sobre los lugares felices: son ahí donde es posible tomar un buen café leyendo un buen libro. Yo agregaría que es ahí donde también puedo llegar en bicicleta. Lamentablemente, todavía no he encontrado la forma de combinarlas. Tal vez el día que tenga la capacidad de realizarlas al mismo tiempo habré alcanzado la plenitud afirmativa de la soledad.













Armando García G. (Ciudad de México, 1980). Profesor universitario, internacionalista de formación, europeísta de vocación, cosmopolita y demócrata por convicción. Ciclista y lector enamorado de la luna y el mar.


 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

Punto en Línea es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México,
Ciudad Universitaria, delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección de Literatura, Zona Administrativa Exterior, edificio C, 3er piso,
Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, teléfonos (55) 56 22 62 40 y (55) 56 65 04 19,
http://www.puntoenlinea.unam.mx, puntoenlinea@gmail.com

Editora responsable: Carmina Estrada. Reserva de Derechos al uso exclusivo núm. 04-2016-021709580700-203, ISSN: 2007-4514.
Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Literatura, Silvia Elisa Aguilar Funes,
Zona Administrativa Exterior, edificio C, 1er piso, Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México,
fecha de la última modificación 10 de abril de 2024.

La responsabilidad de los textos publicados en Punto en Línea recae exclusivamente en sus autores y su contenido no refleja necesariamente el criterio de la institución.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación.