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¡Seré de un día! ¿Qué es cada uno?
¿Qué no es? El hombre es el sueño de una sombra
Píndaro
El mundo moderno lleva al humano a una dicotomía que es producir/soledad; ante esta bifurcación el ser toma al poder como un dios, y la soledad es el resultado de este alabar actual, este rendirle tributo a los nombramientos, los títulos, las posesiones y la memorización de conceptos. Frente a este estilo de vida el hombre se confunde, comienza a crearse dentro de él un vacío en el que se hunde y se destruye, se pulveriza para volver a esculpirse y renacer en otro, uno que lleve su verdadera imagen, en el mejor de los casos.
En el libro Boca de sombras, Hugo Medina nos habla de ese enfrentamiento del ser contra la realidad inventada por otros, una realidad de apariencias que crea máscaras que se encarnan y no permiten que quienes las toman actúen con espontaneidad.
A través de las líneas del poemario, Medina nos muestra el enfrentamiento que sufre el hombre moderno y que lo parte, pero que también le permite afrontarse a sí mismo y a los otros que lleva dentro y que le muestran el terror de saberse esos otros:
Adentro el horror
Una larva
se abre
en los bordes
del cerebro
Porque tiemblo
Adentro
del cráneo
El cuerpo
de un tiempo oculto
estira las patas
La sombra y el terror…
Medina, a través del poema libre que contiene una estructura dual en algunos poemas para darnos la sensación de estar partiéndose y ser dos a la vez, nos contrapone a esa dualidad que llevamos todos por dentro:
Abro cuatro
Ojos cuatro
Y miro que mi mano
es una seña
espesa
de las sombras
Aquí, que es el poema IV por los ojos que cuenta, también nos indica que habla de dos personas, en estos versos que son los primeros del poema habla en primera persona, pero en los segundos, en tercera persona para sugerirnos esa dualidad o ambivalencia, el ser dos:
Íntima
Dentro de las cavernas
soñó manos
de polvo
vacías
y escrituras
en la arena
De cierta forma Hugo Medina se nos presenta en la obra como un Dionisio, aquel que al saberse perseguido lleva la culpa y la expulsión del Olimpo en la espalda, carga con el terror de saberse humano pudiendo ser Dios. Es esta realidad actual donde la comodidad y la inmediatez hace infeliz al hombre porque tiene todo y lo único que le falta es que lo reconozcan como un dios aun sabiendo que es un mortal. Medina de una forma muy peculiar pero muy acertada con relación a la temática del libro realiza una metáfora con Arles, uno de los Caballeros del Zodiaco para darnos ese enfoque moderno del mito donde no se sabe si el personaje es hermano o patriarca; pero también podría ser Ares, el dios griego de la guerra, para simbolizar esa contradicción Oriente/Occidente que presenta el ánime, como una crítica a la expansión de Occidente en el mundo oriental, y la entrada del ánime a Occidente.
Nuestro autor, como Dionisio, es un nacido dos veces, es luz/sombra, vacío/unidad, hombre/dios, lo que el humano moderno no concientiza, pues sólo ve una parte que es la sombra de lo que cree ser.
Nos expresa el drama moderno, que es tan antiguo como las pasiones humanas, el hombre contra Dios o los dioses. El libro es una épica moderna llevada al terreno de la evocación contrastada con el despertar de un mundo que, como lo señala Rollo May, necesita el mito. Boca de sombras evoca también la devaluación del lenguaje y su significado real, la creación de apariencias a través de palabras manipuladoras y falaces, los eslogans que pierden el rumbo del hombre; el poemario es un acercamiento a la literatura órfica, a aquella que tiene que ser escrita tras haber pasado una temporada en el infierno emulando a Rimbaud.
Contrapone la razón con la creencia, ésa que causa una emoción donde el ser humano se disocia de sí mismo y no encuentra un lugar donde contemplarse.
Boca de sombras es el inconsciente colectivo reflejado en aquello que deseamos ser y no somos, el desequilibrio interno que nos convierte en seres dicotómicos y alienados, carentes de individualidad; es la negación de nosotros mismos pero a la vez el partirse y religarse para confirmarnos y terminar con el moderno adagio:
Somos la sombra creada de los sueños de otros.
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