UNO

Una no se lo piensa dos veces.
Simplemente salta y se acabó.
                                        Kaput.

(Los oficinistas ven todo el espectáculo desde su oficina con vista al mar de gente que conocemos como ciudad. La sirena de una ambulancia acercándose. Una mujer grita. Todos llegan con retraso de unos 29 años, debieron estar aquí hace tanto tiempo.)

Mi historia comenzó un par de minutos antes de tocar tierra.


DOS
(1 minuto antes de la caída.)


Esa mujer en la cornisa del rascacielos soy yo.
Bajo mis pies, 29 pisos.
Uno por cada año de miserable vida.
Vaya coincidencia.
¿Cuánto tardaré en caer?
¿Qué se sentirá estamparse las narices contra el piso?
¿Tardarán mucho en levantar mi cuerpo sin vida?

La serie de idioteces que una se pregunta antes de morir.

Qué viento hace hoy.
Vaya día para aventarse.
No podía ser más estúpida
No.
Tenía que hacerlo.
No podía ser de otra forma.
Quizás el viento me ponga a flotar como una pluma.
Estoy perdiendo mi tiempo.
Tengo que elegir un último pensamiento
y él muy hijo de puta es mi último pensamiento.


TRES
(3 minutos antes de la caída.)

En qué putas pensaba cuando decidí tirarme.
Mi vida va a correr a 29 pisos por minuto.
Es bastante tiempo para pensar en lo miserable que he sido.
Si me lo pienso bien, es demasiado tiempo.
Para cuando vaya por el piso 21 toda mi vida habrá pasado frente a mis ojos.
Vaya mierda de historia. Lo único que tengo frente a mí es otro edificio idéntico a éste. Mismas personas, mismos rostros, mismo número de pisos. Sólo que allí nadie está a punto de machacarse los huesos contra el pavimento.

Por mí todo se puede ir a la mierda.
Ésa era mi idea.
Luego me lo pensé un poco mejor.
Yo no soy quien se debe ir a la mierda, sino él.
Así que le compré un boleto de ida.
Ya no hay regreso. Ni para él ni para mí hay regreso.
Después del piso 29 ya no hay más.
Es la última estación de un viaje sin sentido.
Polvo eres, polvo serás.


CUATRO
(Siete minutos antes de la caída.)

teatro-01.jpgUna está toda la vida atrapada en una oficina en el piso 29 y de pronto bang, todo es una caída libre y bang, el suelo te rompe en miles de pedazos. No, no hay ninguna razón y de pronto bang, la vida te hace mierda. Vale, tu vida ya era una mierda, pero nadie más tenía que recordártelo, pero no, el muy idiota decide que ya no te necesita y te recuerda la clase de mierda que tenías por vida y bang, le jodes su puta vida y bang, le mandas a tomar por culo.

(Bang.)

Pero qué mierda me tuvo que pasar por la cabeza para pararme en este lugar. Vale, no hay quien me entienda. No es que ya lo hubiera decidido. NO, todo fue tan repentino, abres la maldita puerta de la oficina y un par de minutos después tienes las manos ensangrentadas y de pronto, así sin más, estás parada en una cornisa a 29 pisos de altura. A un paso de largarte de esta vida. A un paso de estamparte contra el concreto.

Es uno de esos asuntos que no hay que pensárselos mucho.


CINCO
(Once minutos antes de la caída.)

No me lo pienso dos veces y abro la ventana. Me detengo. Dónde putas he dejado el cuchillo. Hace un par de minutos estaba en mi bolsillo. Debió caerse mientras corría por el pasillo. No. Lo he dejado en la oficina. Cómo pude ser tan estúpida. Si alguien lo encuentra… podrían pensar que fui yo quien… por supuesto que van a pensar que fui yo la que mató a ese idiota y también… qué otra cosa podrían pensar. Ya me imagino la escena, una joven e idiota secretaria abre la ventana para tomar el fresco y así sin más pierde el equilibrio y cae del piso 29. Vaya noticia para los titulares del periódico. Insólito. No hay quien se crea semejante historia.

Ya no importa. Tengo que calmarme. Debo enfocarme en lo que es importante. Alguien tenía que ponerle un alto a ese bastardo. No podía ir así como si nada por la vida, haciendo a un lado lo que se atravesara por su camino. No puedo echarme para atrás, ya es demasiado tarde. Lo hecho, hecho está.


SEIS
(Quince minutos antes de la caída.)

teatro-02.jpgEstoy parada afuera de su oficina. Dejo entrecerrada la puerta. Quizás deba cerrarla del todo. Qué hago. Tarde o temprano van a encontrar su cadáver tirado a mitad del lugar. Debería poner un letrero: “No molestar, idiota tomando el sol." Eso me daría tiempo para salir huyendo de aquí. Podría regresar a mi departamento y fingir que estoy enferma y no me puedo parar de la cama para venir al trabajo. Sí, pero… el guardia de seguridad me ha visto entrar por la mañana. Todo el mundo me ha visto y yo pretendo ir a esconderme bajo las sábanas de mi dormitorio. No, no, no. Podría regresar a mi escritorio y quedarme allí a salvo hasta que alguien más entre a su oficina. Cuando griten yo fingiré que no sé nada, pondré una cara de asombro y derramaré alguna lágrima. Es un buen plan. Sí, es un buen plan. Pero… en algún momento vendrá la policía a interrogarme, todos saben que llevaba un par de meses acostándome con ese bastardo. Primero me culparán de su muerte y luego irán a su casa y descubrirán toda la verdad y ya no habrá salvación, me arrojarán a una celda y me dejarán olvidada hasta que me pudra. No podría soportarlo, no soy esa clase de mujer. Ya no hay escapatoria para mí. Necesito una salida de emergencia, debe haber una salida de emergencia, siempre la hay. Piensa, piensa, a dónde putas puedo correr. La ventana, sí, la ventana. y después qué, me paro en la cornisa y kaput. No, debe haber otra salida. Puedo largarme de aquí, empezar una nueva vida en otro lugar y… y luego qué, ocultarme de la policía, vivir encerrada, con el miedo de un día terminar en prisión. El camino se divide, o termino encerrada en mi casa o en la prisión, o… podría largarme de una buena vez de esta mierda de mundo. Kaput. Y, puedo jurarlo, esa cornisa no parece tan lejana, ni se siente tan fría y oscura como la cárcel.


SIETE
(Diecinueve minutos antes de la caída.)

Me he quitado los zapatos. Quiero sorprenderlo. La puerta está ligeramente abierta. Camino sigilosa, sin hacer el menor ruido. Él está sentado, de espaldas a mí, fumando. La oficina luce un tanto sombría. Me acerco a su escritorio. Con una ligera sonrisa le digo “La he matado, con este cuchillo la he matado, ya no tenemos que preocuparnos de ella, ahora podemos estar juntos, sin escondernos de los demás”. De un momento a otro él se dará media vuelta, sonreirá y después me abrazará.
Pero se queda inmóvil. Y de su voz sólo se alcanza a escuchar un “La has matado. Ya no te necesito.”

¿Ya no te necesito?
Eso fue lo que dijo.
Ya no te necesito.
La has matado. Ya no te necesito.

Y, esto no era parte del plan.
No se suponía que esto pasaría.
Se suponía que él y yo estaríamos juntos
Pero ahora ya no me necesita.
Y yo… yo no sé qué hacer.

Y
por primera vez
no me quedo callada.

teatro-03.jpg¿No me necesitas? He matado a tu esposa y ya no me necesitas. A mí no puedes decirme que no me necesitas. No me puedes tirar a la basura y pretender que nada ha pasado entre nosotros dos. ¿Entiendes? He matado a tu esposa para que tú y yo pudiéramos estar juntos sin tener que escondernos de ella y de los demás. Y, así sin más, me das la espalda. Sabes que la policía irá tras de mí. YO la maté. YO LA MATÉ POR TI. Tú siempre fuiste un cobarde, ni siquiera te atrevías a decirle que ya no la amabas más. Ni siquiera te atreviste a decirme que no me amabas. Me usaste en tu juego, eso era yo, una simple pieza en tu plan. Maldito cobarde, sabes bien que no sé qué hacer sin ti. Te amaba, ¿entiendes? YO TE AMABA. Maté a tu esposa porque te amaba. Y ahora ya no me necesitas. Tú y tu maldito plan se pueden ir a la mierda.

Para mí no hay regreso.
Pero no me voy a ir sola.
Tú te vas conmigo.

Tomé el cuchillo, el mismo cuchillo con que había matado a su esposa, y lo maté. Lentamente lo maté. 29 puñaladas, una por cada año de miserable vida.


Más teatro aquí...


Ilustraciones:
trublueboy: www.sxc.hu
juliaf: www.sxc.hu
spekulator: www.sxc.hu


Christian Courtois (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1981). Es maestro de Literatura, dramaturgo y director escénico. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha publicado un par de ensayos sobre teoría literaria en revistas de la UNAM.

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

Punto en Línea es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México,
Ciudad Universitaria, delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección de Literatura, Zona Administrativa Exterior, edificio C, 3er piso,
Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, teléfonos (55) 56 22 62 40 y (55) 56 65 04 19,
http://www.puntoenlinea.unam.mx, puntoenlinea@gmail.com

Editora responsable: Carmina Estrada. Reserva de Derechos al uso exclusivo núm. 04-2016-021709580700-203, ISSN: 2007-4514.
Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Literatura, Silvia Elisa Aguilar Funes,
Zona Administrativa Exterior, edificio C, 1er piso, Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México,
fecha de la última modificación 10 de abril de 2024.

La responsabilidad de los textos publicados en Punto en Línea recae exclusivamente en sus autores y su contenido no refleja necesariamente el criterio de la institución.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación.