Así es, mi estimado lector de la Ciudad de México; sintonice cualquier estación en la radio, de esas populares que escucha la banda de entre quince y veintitantos años, y se encontrará con que varios de los éxitos del momento son duetos o colaboraciones entre artistas. O mejor aún, si se dispone a ver algún canal de televisión dedicado a proyectar videos musicales recientes, se sorprenderá de todas las veces que leerá la abreviatura feat. (featuring en inglés, que significa algo así como “presentando a”). No es que en décadas recientes no se hicieran duetos, pero hoy día un bloque de cinco canciones en la radio comercial incluye de dos a tres duetos o featurings distintos.

ensayo-el-featuring2-dancer.jpgAún más intrigante resulta (al menos para alguien tan poco acostumbrado a la música reciente) descubrir que estas alianzas musicales, relativamente distintas en lo que respecta a la “propuesta musical” de sus participantes, suenan muy, muy parecidas entre sí. Por poner un ejemplo, Enrique Iglesias, consagrado baladista incurable al estilo de su padre en los noventa, hace duetos con los reggeatoneros Wisin y Yandel, con el rapero, hiphopero Pitbull (que, dicho sea de paso, es el ajonjolí de todos los featurings), con Usher, Lil’ Wayne, con Kelis, Ludacris, Nicole Scherzinger, etcétera. De todas esas alianzas no hay una sola que pueda ser catalogada como balada romántica propiamente; en su lugar, estas composiciones engrosan la lista de éxitos de cierto género impreciso que se caracteriza por la marcación de un ritmo algo acelerado por medio de sintetizadores (un beat, para acabar pronto), acompañado en no pocas ocasiones de percusiones tradicionales (tambores, címbalos, etcétera), además de la presencia de pequeños y nada complejos obstinatos, frases melódicas reiteradas, que se alternan unas y otras en una suerte de rondó moderno.

Este ejemplo nos pone un par de puntos a discutir, más que sobre la mesa, sobre el FM: 1) la popularidad del featuring aumenta conforme disminuye la de los artistas por separado, y 2) los derivados genéricos de la música popular actual están desapareciendo o, más bien, se están amalgamando en esta suerte de música “electrónica”, “techno-hip-hop”, música por demás bailable aunque no en coreografías aprendidas y pasadas por el filtro de la cultura, sino que se trata de bailes personalizados, movimientos “naturales” del individuo frente. Esta unión o estandarización de géneros populares, por lo pronto, ha permitido que sus creadores aseguren su supervivencia en las listas de popularidad.

Es sorprendente que, en una hora de exponerse a los éxitos del momento, entre las baladas pop y esta música bailable arriba descrita, el único featuring exitoso que rompe con esta generalización sea “Rabiosa”, pieza interpretada por la célebre Shakira, en su versión en español junto a El Cata y, en su versión en inglés, acompañada por Pitbull (again). La cantante colombiana, que ha pasado de pop-rockera que mezclaba motivos de la danza árabe en sus canciones (de hecho, sólo en una o dos canciones hizo eso) a baladista electro-pop, nos ofrece ahora un vil merengue (esto dicho sin desprecio por este género) que incluso cuenta con una instrumentación algo tradicional.

ensayo-el-featuring1-mix-pult.jpgMás que el featuring o que la música “electrónica”, más que el controvertido reggaeton y las letras sexuales, la moda es la música bailable y, dicho así, la moda no lo parece tanto; parece que siempre ha existido y que la de hoy es aún más involucionada que la de ayer. ¿Será esto una señal de que la música ha llegado a sus límites y no le queda más camino que el de empezar otra vez? No lo creo así: se le puede olvidar al radioescucha que este fenómeno del featuring sólo afecta a cierta población de música popular, ni siquiera a toda la música popular, por lo que esta advertencia funesta del fin de la música es sólo para aquellos que gustan de las estaciones de radio dedicadas a lanzar los éxitos del momento.

Por otra parte, el público que consume esta música es y siempre ha sido feliz con la originalidad o con la falta de originalidad de los hacedores de éxitos, por lo que no creo que mi comentario los desanime de sus costumbres musicales. A lo mucho, este texto es sólo uno de una larga lista de argumentos para desacreditar a los “artistas” que venden mucho y ofrecen poco y que, de manera consciente o inconsciente, contribuyen a la pobreza cultural masificada que padece la humanidad hoy día.

 

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Ilustraciones:

Dancer
pacapa www.sxc.hu/photo/1210665

Mix pult
Goran www.sxc.hu/photo/443958

Isidoro Eliut (Irapuato, Guanajuato, 1982). Estudió la carrera de Lengua y Literaturas Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM) y fue ganador del Certamen de Cuento Breve Jaime Torres Bodet de Ciudad Nezahualcóyotl.

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

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