Teníamos veintiún años y
tomábamos postday con la
misma facilidad con que
se toma una aspirina.
Nunca nos hacíamos exámenes
de sangre y cuando llegaban
los rumores de algún amante enfermo
salíamos despavoridas a
comprobar nuestra suerte.

Estábamos acostumbrados a ese juego,
excepto las que todavía eran vírgenes
y algunos que inexplicablemente
practicaban la monogamia.
Tuvimos sexo con hombres
hermosos y tristes, sin sospechar
que en el deseo de la carne
se oculta
la muerte.

Teníamos veintiún años y creímos que
seríamos siempre jóvenes,
hasta que las amigas
comenzaron a casarse,
a tener hijos,
a hablar de dos o tres temas,
a volverse grises,
pálidas,
como si estuvieran muertas.

Se nos acabaron las excusas de la inexperiencia
y aún así seguimos cometiendo los mismos errores.
Dormíamos con un rumor incesante, persistente,
recordándonos el pago de las deudas y
los libros que no teníamos tiempo de escribir.
Pero teníamos veintiún años y aún había
esperanza en los estudios, el trabajo,
o quienes todavía encontraban mérito en ser
becados y olvidados poetas.

En el fondo no queríamos nada de eso
simplemente porque no sabíamos querer.
Sólo podíamos ansiar con desesperación
algo de cariño,
alguna amistad,
tres, seis amantes,
y la satisfacción de
no tener hijos
ni un horario de oficina.

Hubo quien ya no pudo tenerlos
porque confundió las hormonas
con las mentas.
Se preguntaba el por qué
mientras gastaba
los ahorros en tratamientos de fertilidad.
Qué pronto se cubrieron de olvido
aquellos hombres
y sus enfermedades.
 
Al igual que nosotros, nuestros padres
tampoco fueron excepcionales.
Nos dieron todo menos lo realmente importante.
No logramos nada. Nos quedamos a medio camino
entre la locura y la estupidez.
Al final unos se quedaron babeando
en el tedioso proceso de comprarse un auto
o pagar sus deudas.
Los más valientes nunca llegaron a los treinta años. 

 



Marianna Stephania (Oaxaca, Oaxaca, 1990) Ha publicado en revistas independientes como Opción del ITAM, Radiador Magazine, Letras de Reserva, entre otras. Ha tomado diversos talleres de edición y literatura en la Ciudad de México y Oaxaca. Es gestora cultural por la Universidad del Claustro de Sor Juana y actualmente estudia Letras Modernas Inglesas en la UNAM.

 

 

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

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