Renga Quisiera dar las gracias por este pan sobre la mesa. Si me llevara la vida entera agradecer este desayuno espérenme, por favor: espérenme leyendo en los escaños de una escalera que dirija a otra escalera, divagando sobre la calidad de los alimentos recibidos –y su relación irrenunciable con la lengua. En el intertanto pueden practicar lecciones de dibujo o algún instrumento musical, pueden practicar el camino del guerrero –Gorin no sho, de Musashi– y estudiar la forma en que el enemigo intenta aprovechar tus debilidades (saca ventaja de que intente aprovechar tus debilidades), escribir con tinta invisible un mensaje que lo confunda: el kanji donde su muerte venga escrita. Aprender la caligrafía de los hiragana. El tono con que se dibujan las sombras cuando el bambú se corta para usarlo como un remo para defenderse contra el agua. Aprender a esquivar los golpes y la tinta demasiado gruesa. Aprender a aprender a respirar. San Agustín Etla, 30 de Abril, 2013 RETIRAR AL JURADO de la sala para no influenciarlo con la belleza de la acusada. Cruzar el puente de noche para que los transeúntes no te reconozcan mientras haces abandono de la única ciudad que podría haber sido tuya. Acordarte de que eres santiaguino poniendo el dedo sobre un mapa, endilgándole nombres a esa novela que se construye para ocultarle la línea del horizonte a los que osan todavía vivir en primer piso, en otros lugares eso se llama la planta baja, es lo único que podrías contar si tuvieras que volver, el castellano no te sirve salvo cuando quieras disculparte por haber creído que los libros eran gratis en las pulperías donde aún se paga en fichas aunque los mineros ya no extraigan el salitre hoy en día se visten de mineros para hacer sufrir la tierra en busca de lo que puedan sacar de un socavón que ha sido clausurado cada vez que parten los turistas, afuera de esa ciudad sentada ahora en el banquillo se habla un español que sólo entienden aquellos que se esfuerzan pero no pueden pronunciarlo, los que te dan las gracias por obligación y hacen referencias bíblicas para hablar de la propina que le dan a las meseras. Son los mismos que se tienden sobre el pasto para dibujar un mensaje que sólo puede verse desde el cielo (otra referencia de la misma índole. Una metáfora del mismo corte es la pérdida del paraíso, la torre donde se hablaba un solo idioma, la semilla que cayó sobre suelo fértil, todas te vienen como anillo al dedo (símil) cuando se trata de convencerte que en verdad es justo y necesario, es tu deber y salvación dar gracias por haberte ido, no importa adónde pero haberte ido: no faltará el libro más sagrado que justifique a su manera mi retorno. Self-Korea Acá se llama primavera a una estación más bien inhóspita. Los árboles tienen nombres que no recuerdo. Los partidos de la U los veo por internet. Mis colegas están más locos que una cabra, pero no se supone que hable de ellos. Y lo hice. Las fiestas de cumpleaños duran hasta las cuatro de la tarde. Las despedidas de solteras son un capítulo pendiente. Allá a los maricones se les llama mariones. De vez en cuando se les apedrea con el beneplácito explícito e implícito de los guardias de seguridad. Los chinos han invadido otros rubros más allá del culinario. Los peruanos son recibidos con los brazos abiertos por la sección local del partido nacional socialista. Las mujeres son más mujeres que nunca. El país está siendo arrasado por su falta de nombre y la capa de ozono sigue siendo un tema del cual todavía hay que encontrar el tono adecuado para tratarlo. Los libros de mi jefe Separo, ordeno, me robo alguno. Manuales de gramática euskera, volúmenes sobre Pérez Galdós, poetas que alguna vez fueron jóvenes en España. Ya nadie los leerá. La viuda y su familia me piden que se los entregue a la biblioteca (para que estén al alcance de todo el mundo): aquí en mi oficina seguían recordándome a quien pusiera su nombre en la primera página como si fuera una advertencia para el lector reducida simplemente a dos palabras: Antonio, Candau. Entre esos libros encontré una fotografía de hace treinta años, un grupo de gente joven entre los cuales distingo al hombre a quien hasta hace poco obedecía. Helo ahí joven por ahora, levantando las faldas de las pudibundas y hablando de sus tobillos y rodillas, tocando el timbre de las personas prácticas para contarles que nunca ha trabajado y vivirá para siempre. La vida de Antonio no es una cita de Ezra Pound como las tres últimas líneas, pero no es difícil imaginárselo soñando con llegar a Norteamérica porque recién ha conocido a una mujer y está decidido a seguirla, sabe que la travesía estará más llena de capitanes que de barcos, pero también sabe que esa mujer podría darle hijos y una casa para ser habitada donde pudiera prender el fuego por las noches porque una mujer como esa debe venir de algún lugar donde haga mucho frío no se puede explicar de otra manera que se acurruque contra su pecho y le diga Antonio sería mejor que preparara utilizando con maestría el pasado del subjuntivo una taza de café antes de que llegue el invierno y ya no seamos capaces de vivir en Norteamérica donde nadie es capaz de vivir sin haber vivido antes muy lejos de ese país, la nostalgia es un comercial destinado a los inmigrantes, da lo mismo que tengan o no documentos, lo importante es estar casado con alguien que te haya hecho llegar a estas orillas no sin antes desamarrar el bote. Todos miran hacia adelante para no convertirse en la mujer de Lot. La vida de Antonio Candau tampoco es una cita de la Biblia. A mí me tocó hacer las clases que él ya no podía hacer. Y por qué no un hombre en vez de una mujer de sal. Ningún cañón borrará el surco de tu arrozal Habíamos salido a protestar en contra de las últimas medidas del gobierno —no importa qué medidas, no importa qué gobierno— y entonces escuché a esa gaviota: prístina, indudable, derrotada. Pensé que podría venir de alguno de los grandes lagos ya que el mar está muy lejos para escucharlas a tanta distancia: mientras nosotros seguíamos marchando ante el sopor de los transeúntes, los grandes lagos que dividen a Estados Unidos de Norteamérica, a Michigan de Ontario y a nosotros de nosotros mismos se encuentran allí para que estas gaviotas del norte tengan algo que anunciar a falta de un océano. Nunca podremos celebrarlas como un náufrago. Estaba bañando a mi hija menor, ajustando el agua caliente y el agua fría de la ducha cuando escuché a esa gaviota única, persistente, derrotada. Pensé que podría venir de alguno de los grandes lagos ya que el mar está muy lejos para escucharlas a tanta distancia: mientras seguía enjabonando a la cabra chica que estaba cantando una canción de Marina and The Diamonds, los grandes lagos que dividen a Estados Unidos de Norteamérica, a Michigan de Ontario y a nosotros de nosotros mismos siguen allá afuera para que estas gaviotas del norte tengan algo que anunciar a falta de un océano. Tendría que estar en Chile para verlas desde el muelle desde el que las vi. Tendría que estar dándole una vuelta a la isla, como se dice en Tongoy a salir a caminar por el camino que rodea al pueblo, Carlos tendría que estar vivo y la hipertrofia del miocardio no haber ocurrido nunca para que verlas volando por el aire signifique solamente verlas volando por el aire. Ningún cañón borrará el surco de tu arrozal Se devuelve a chequear que esté bien cerrada la puerta. Se asegura de que estén firmes los picaportes. Le pasa el seguro, le vuelve a echar llaves. Revisa que las ventanas estén bien cerradas, “es que si llueve se me moja todo güey” –agrega como si tuviera que justificar esas neurosis que todos compartimos. Nosotros que leíamos a Jorge Jobet, entendimos desde lo más profundo del lago sobre el que se levanta esta ciudad lo perentorio de hacer pasar a las muchachas rápidamente hasta nuestros dormitorios como aves marinas que por primera vez murieran sin sentir el oleaje contra sus alas. Conozco el veinte por ciento de una ciudad donde ya me siento en casa. He visto un par de colegios donde podría poner a mi hija. Yo nací en una ciudad contaminada que estaba llena de chilenos. En uno y otro lugar el museo de antropología está en la calle. Podría hacer un listado telefónico con los lugares en los que se podría morir tranquilo luego de haberse alimentado allí. Un amigo intentó explicarme que los zapatistas son una invención del gobierno. Las librerías donde se acumulan las primeras ediciones podrían cambiar tu vida. La comparación de aves con mujeres resulta además de inoportuna, inexacta. Para qué seguir usando palabras que le vendrían como anillo al dedo a la generación del cincuenta. Yo estudié en una ciudad que tenía que pedir el aire prestado. Carmen bien podría hacerlo en una que ni siquiera lo necesita. Ningún cañón borrará el surco de tu arrozal Sangro por donde todos y cada uno de nosotros la misma vagina que nos cuelga entre los huevos, las mismas muñecas cortadas el día de tu cumpleaños después de enviar un currículum que te responderían veinticinco años más tarde dándote las gracias por tu interés pero ya encontraron a la persona indicada. No sé si eso responde a tu pregunta, pero sangro cada vez que uno blande la espada y el viento no sopla a mi favor, cada vez que Arkadi y Basarov se declaran nihilistas y sus familiares dejan de azotar a un mujik para evitar el juicio de los más jóvenes. Cuando se seca pareciera estar manando. Cuando cae sobre la nieve son malas noticias para los amantes, los relatos medievales abundan en esa clase de enxiemplos que deberías tener más en cuenta sobre todo a la hora de realizar proposiciones indecorosas a señoritas educadas a la antigua. Cuando las invites a ir al cine, y su blanca entrepierna esté manchada de rojo, recuerda aquello que los copistas ponían al terminar sus manuscritos: fecha y nombre de aquel que hubiera cumplido con la tarea de mantener disponible para otros lo que en un principio sólo se pensó para algunos. Pon a disposición de los demás aquella sangre que baja por sus piernas, no dejes que deje de correr por las calles del pueblo arrasado por las tropas que no fueron leales a la bandera que juramos ser leales. Fui el único juramento que hicimos, el único que no fuimos capaces de mantener porque antes ya habíamos abierto un canal sobre nuestras venas el mismo día de tu cumpleaños para que así de una vez por todas nos respondieran al currículum que habíamos enviado con tal de percibir un sueldo que no nos diera para comer pero sí para sacar las fotocopias que nos abrirían las puertas de la percepción y las del cielo mientras nos sentábamos en el pasto para derrocar a la dictadura a fuerza de conversar hasta que pasara la última micro. En esa época la poesía estaba a punto de llegar de la mano de un furgón de carabineros.
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