porque la mayoría está triste
porque nos duele la cabeza y
nadie nos espera
porque no hay nieve
ni paja donde aventarse
ni lugar donde esconderse.
Quizá por eso llueve
porque cruzamos la calle en señal verde
y todos nos libramos de la muerte
menos la señora que fue aventada
por el joven con sueño de corredor automovilístico.
Quizá por eso llueve
porque nos sentimos solos
con el vagón del metro lleno
y gritamos en la oscuridad
cuando nos quieren robar el alma
con una navaja de pretexto.
Quizá por eso llueve
gris
grafito
para dibujarnos más lágrimas
dentro de las lágrimas.