Cuento / octubre - noviembre 2024 / No. 113
Francisco Gutiérrez Alberto (1989 - 2065) a ochenta años de su natalicio
Andrés Bucio
Este año de 2069 celebramos los ochenta años del natalicio del guionista, poeta y ensayista Francisco Gutiérrez Alberto, nacido un día como hoy del 29 de enero de 1989. Geógrafo e historiador de formación, Gutiérrez Alberto es célebre por Alpiste de Junio, así como por La recua al cerro y el arriero al merendero. Amén de su fama meteórica como guionista y cineasta, estamos delante de un hombre fenoménico que sólo se da cada quinientos años.
Francisco Gutiérrez Alberto es el primer ser humano en la historia, en mostrar al mundo y a la comunidad científica, que es posible y viable ser una persona funcional, vivir una vida normal, de manera notoria, alcanzar fama internacional gracias a una obra intelectual y artística resultado de un duro esfuerzo de varias décadas, con tan sólo el 24% del cerebro en funcionamiento —al máximo de su capacidad, eso sí— y teniendo el otro 76% de la masa encefálica, en lo que los neurofisiólogos en su momento describieron como “área del cerebro en estado inexplicable de ocio vegetativo”.
En su juventud, Gutiérrez Alberto fue envenenado en la cafetería de su universidad cuando contaba con 22 años de edad. Mientras se encontraba tirado en el suelo, inconsciente, dos mujeres con el pelo verde y un hombre obesamente mantecoso y de voz aguda —jamás de otra forma identificados— vertieron una sustancia desconocida al interior de su oído, inhabilitando la mitad de su masa encefálica. Con el tiempo, el hecho criminal fue vinculado a la publicación, en la gaceta universitaria, de un texto de la autoría del mentado Gutiérrez Alberto: Travestismo literario: la falsificación de la ficción, en el cual el autor elaboraba una aviesa disquisición sobre un asunto considerado incendiario para muchos estudiantes de letras en aquellos años:
“(...) por esta razón, ficcionar no es carta blanca para ponerse a mentir, lanzar embustes baratos, abaratadores; hacer ficciones es darle vueltas al tornillo de la realidad hasta que ésta apriete, y entonces surja de ahí una situación literaria interesante y verosímil de la cual pueda uno como escritor, extraer textos que sean lógicos y coherentes... con la realidad”.
Párrafos abajo, Gutiérrez Alberto continuaba:“(...) decir mentiras, apretar duro, trasroscar el tornillo de la realidad hasta tronarla y dejarla inservible no es otra cosa que vil y servil TRAVESTISMO LITERARIO, servil al comercio editorial para adolescentes taraditos de todas las edades. Un 'trasvesti literario' es un escritor que da gato por liebre, que utiliza la ficción literaria como diarrea mental para escurrir mentiras que fácilmente —o la mayor parte de las veces— son también incongruentes con la realidad y que por lo tanto no nos sirven para interpretarla, recreándola a la vez”.
Tras citar y glosar algunos textos “travesti-literarios” publicados en números pasados de esa misma publicación, Gutiérrez Alberto remataba:“(...) Las ficciones deben ser entretenidas y de preferencia útiles; deben ayudarnos a interpretar la realidad, recreándola, desafiando la capacidad que tiene nuestra inteligencia para comprender nuestra vida. Para ello utiliza premisas extraídas de esa misma realidad, no de realidades anodinas, sensacionalistas o fantasmagóricas. (...). El truco para no acabar inventando monstruos con ojos colgando cual testículos, es elegir premisas verosímiles que nos permitan, lógica y racionalmente, desarrollar ficciones veraces y no ficciones falaces”.
La milagrosa recuperación del aludido, tras el atentado del que fue objeto en su juventud por parte de gente tonta y mala, aunada al inesperado y sorprendentemente exitoso giro literario hacia el cine que dio Gutiérrez Alberto, surtieron el efecto de catapultarlo como la figura prominente para toda Hispanoamérica y más allá, que hoy con beneplácito celebramos a ochenta años de su natalicio.Enero 29 de 2069
