Cuento / diciembre - enero 2024 / No. 114

Hombres simulacro

Laura Elvira Díaz



Entro al Sanborns de la calle octava con mi dosis diaria de drogas blandas. Camino apenas unos metros y me siento tranquila. Sedada. Superficialmente profunda. Ácido acetilsalicílico, diclofenaco y algunos billetes en la cartera de pura anestesia. Avanzo. Ignoro la sección de revistas. Hoy no quiero ideas ni letritas. Encuentro el aparador con los lentes de sol. Me pruebo los más grandes. Los más obscenos. El par más cliché.

La música. Una música típica y anticuada suena en toda la tienda, pero me seduce. Delicioso pop. Ritmos aptos para consumir. Muevo la cabeza mientras avanzo por los pasillos repletos de ofertas. Bolsos de seis mil pesos rebajados a cuatro mil. Una ganga. De verdad. Algo me hace creer que si no aprovecho estas ofertas hoy, mañana no encontraré nada igual. Una incontrolable necesidad de gastar.

Artefactos inútiles para el hogar que hoy me parecen increíbles. Creo que los quiero. Quiero ese jarrón de cristal cortado para las flores que no tengo. Y ese cenicero blanco con detalles dorados para los cigarros que no fumo. Y esa enorme sirena kitsch; sobre todo esa sirena kitsch labrada en piedra. Porque, obvio, desde hoy me encantan las sirenas.

Un bolso negro de piel marca Barbie. Rosa por dentro, justo lo que quiero. Nadie mejor que el mercado para descifrar mis últimos deseos. Ni siquiera yo me conozco tan bien.

Chamarras de peluche por fuera, por dentro, por todos lados. Espejos desde mis pies hasta el techo. Estoy entre un montón de prendas del peluche más sintético del universo. Mercado, debo confesarte que tus sugerencias me sorprenden. Quiero todo el peluche falso de esas prendas de poliéster a precio de semilujo.

Un hombre con saco rojo y peinado raro me observa.

Siento que es un simulacro. No el mercado, sino él, la personificación del mercado. Hoy lo abstracto se siente como lo más real. Nada raro. El dinero siempre ha sido lo más abstracto y lo más real.

Los lentes de sol de nuevo. Espejos, la sección de revistas que no miro y el ruido del bar cerca. Drogas de libre venta. Productos dermatológicos de alta gama. Más espejos.

Quiero esos lentes oscuros. Hoy los míos se rompieron. Hace dos años los compré aquí. Los anteriores, que también compré aquí, se rompieron igual, de la nada. Regresé a buscarlos otra vez, pero ya no están. Hay otros más grandes, más cliché, pero no importa. Hoy me placen todos los clichés. Me sumerjo en la música anticuada de la tienda. Un perfecto crítico social es un perfecto blanco de su crítica.

Lujo barato.

Chocolates. Quiero trufas. Pido doscientos gramos de trufas, lenguas y tortugas para mí sola. El hombre del saco rojo y peinado raro me atiende. Es muy amable. Mientras le extiendo un par de billetes, me siento como en casa.

Quizá es cierto que los seres humanos nacimos para comprar. No conozco mejor sensación que ésta. La sensación de las prendas falsas. El lujo barato. Y las trufas que aún saben a chocolate. Quizá es cierto que son de chocolate.

Drogas de libre venta para soportar el mundo.   

Adelante, señorita. Gracias, señorita. La atiendo en la otra caja, señorita. ¿Quiere una grapa? Un saco rojo, peinado raro y ojos apagados. Voz casi muda. Sin duda, él es un simulacro, un falso componente de esta atmósfera. Algo en el software está mal programado. Su disfraz no es creíble. Entre la opulencia controlada, el hombre del saco rojo no encaja.

En cambio, yo me siento parte vital de la escena. Soy el componente que hace creíble el juego. El código correcto.

Almendras bañadas en chocolate negro. Mis nuevos lentes negros. Grotescos. Un aroma a perfume que no se va. Camino despacio hacia la salida. Hacia el otro mundo. El falso mundo de lo real.

Me subo al auto. La calle huele a orines. La última lengua de chocolate cede entre mis labios. Drogas blandas para soportar la existencia. Los párpados pesados. Enciendo el motor. Adiós a la vida diluida. Seis pesos para las drogas no tan blandas de los fantasmas negros que cuidan el estacionamiento.

El semáforo en verde y acelero hacia otro universo. Otro universo de lujo barato. Busco hombres simulacro.


  
Laura Elvira Díaz (Tijuana, 1997). Escritora y crítica de arte. Textos suyos han aparecido en medios y revistas como Mitologías Hoy, Arquetipos, Zinécdoque, Punto en línea; los suplementos Identidad y Laberinto, entre otros. Fue becaria de Jóvenes Creadores en Ensayo en la generación 2022-2023. Actualmente cursa la Maestría en Historia en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California.

 

Punto en Línea, año 17, núm. 115, febrero-marzo 2025

Punto en Línea es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México,
Ciudad Universitaria, delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección de Literatura, Zona Administrativa Exterior, edificio C, 3er piso,
Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, teléfonos (55) 56 22 62 40 y (55) 56 65 04 19. 

Editora responsable: Carmina Estrada. Reserva de Derechos al uso exclusivo núm. 04-2016-021709580700-203, ISSN: 2007-4514.
Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Literatura, Silvia Elisa Aguilar Funes,
Zona Administrativa Exterior, edificio C, 1er piso, Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México,
fecha de la última modificación 5 de febrero de 2025.

La responsabilidad de los textos publicados en Punto en Línea recae exclusivamente en sus autores y su contenido no refleja necesariamente el criterio de la institución.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación.