Sebastián Arroy
Fuego cruzado
y a todas nuestras ausencias.
Bajo estas lápidas
se aloja el aliento vivo del mañana,
la sangre que nos devuelve al presente.
Del metal, las armas
y en la guerra tan solo la agónica muerte
sin brújula o memoria,
fuego cruzado supurando el futuro,
ni los generales o tanques
encontraron su ruina,
mientras el pulso se marcha a las balas.
Tendrán que fundir así
derritiendo el alma de la juventud
parpadeando en medio del dolor,
heridos eternamente por el hombre maldito.
Reflejo
Mis cuervos desgarran la noche
con su graznido antiguo
que retumba con mi eco las sombras,
espejismo
es la memoria enterrada en el vacío.
La noche derrama sus ojos amarillos
en mi pulso condenado a la caída.
Danzan las siluetas,
espejos desfigurados,
imagino la condena en esta noche,
los colmillos afilados de la luna,
el vaho encerrado de mi aliento
y este mapa sin caminos de vuelta.
No hay salida.
En esta carne,
la permanente incertidumbre
al borde del abismo,
me acompaña, este espejo
y el pasado
en esta soledad, me habita.
Ignición
De la penumbra surge el forastero,
ronda solo entre la niebla,
y la noche,
cobijo antiguo
ahora dibuja una hoz
que pide su cabeza.
Los árboles braman
próximos a la guerra,
saben el peligro atemporal
que resguardan las huellas inconclusas
de la bestia
que no nació para este mundo.
Del rayo esquivado surge el fuego,
el único alivio de los hombres,
accidente que transformaría eterno
el miedo de la huida
en la certeza de la sangre.
Un hombre llamado Salvador Allende
Las aves del sur,
con plumaje desgastado
añoran migrar al norte
y perder en el vuelo su rastro.
Parvadas periféricas
rodean las fronteras
de una América que no conocen,
en la estela de las aves
la muerte.
Los cazadores del norte,
respiraban en el sur su propia sombra
y en el tiempo
quebraron todas las alas
de libertad en nuestra América.
El 11 de septiembre de 1973,
desde el Palacio de Moneda, en el fin del mundo,
el último vestigio nuestro, Salvador Allende
desbordó su aliento terminal
rodeado de fusiles
sacrificando el presente en busca del futuro.
Ahora, todas las aves
vuelan hacia el sur
en busca de su sangre.
Sebastián Arroy (Puebla, 1998). Es docente en literatura y egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP. Actualmente cursa la maestría en Sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades. Es autor de A la deriva (2017), Reflejos (Buenos Aires Poetry, 2024) y La nostalgia del mar (Santa Rabia Poetry, 2024).