TRADUCCIÓN / Mayo 2009 / No. 18 |
“Pensar por ti mismo” de Arthur Schopenhauer |
|
El autor realizó esta traducción a partir de la versión en inglés de R. J. Hollingdale. |
1
La biblioteca más grande, pero desordenada, nunca será tan útil como una pequeña pero bien arreglada. Puedes acumular una vasta cantidad de conocimiento, empero será de un valor mucho menor para ti que una cantidad más pequeña si no la has ponderado por ti mismo; ya que únicamente desde el ordenamiento de lo que sabes, mediante el contraste de una verdad con otra, podrás cobrar total posesión de tu conocimiento y meterte dentro de tu poder. Podrías pensar únicamente sobre lo que sabes, y entonces has de aprender algo; o, en cambio, podrías únicamente saber sobre lo que has pensado. ![]() 2 La diferencia entre el efecto producido en la mente del que piensa por sí mismo y el producido por la lectura es tan increiblemente ancha que, la diferencia original que hizo que una cabeza decidiera pensar y otra leer nunca cesa de extenderse. Como un anillo de sello sobre la cera que imprime para cerrar el sobre, la lectura le impone forzosamente a la mente pensamientos que le son tan ajenos a su humor y dirección. La mente está totalmente sujeta a una compulsión externa, a pensar sobre asuntos de los cuales no tiene ninguna inclinación ni humor. En cambio, cuando la mente piensa por sí misma sigue su propia inclinación, íntimamente determinada ya sea por su derredor inmediato, por alguna recolección, entre otros: y esto porque su derredor inmediato no le impone algúnpensamiento individual en su mente, como lo hace la lectura, que apenas le provee ocasión y materia para ponderar sobre los pensamientos apropiados a su naturaleza y humor del momento. Mucha lectura consecuentemente usurpa a la mente de toda su elasticidad, hace con ella lo que la continua presión sobre un resorte, y el modo más seguro para que uno nunca tenga pensamientos por sí mismo es coger un libro cada vez que tenga tiempo libre. Por eso la erudición torna a la mayoría de los hombres más aburridos y ridículos de lo que marca su naturaleza y le roba toda la efectividad a sus escritos: justo como dice Pope: “For ever reading, never to be read.”1 3 Fundamentalmente, sólo nuestros propios pensamientos básicos poseen verdad y vida, puesto que son estos los que entendemos profundamente. Los pensamientos de otro que hemos leído son migajas en su mesa, la ropa tirada de un invitado extraño. 4 La lectura es apenas un sustituto de pensar por sí mismo; implica que otro dirija tus pensamientos. Muchos libros, además, sirven meramente para mostrar cuántas formas hay de estar equivocado, y cuán descarriado podrías terminar si siguieses su guía. Sólo deberías leer cuando tu pensamiento se seca, lo cual por supuesto le ocurre frecuentemente hasta a las mejores cabezas; pero vetar tus propios pensamientos para poder leer un libro es un pecado en contra del Espíritu Santo; es como desertar de la naturaleza que no se ha recorrido para mirar un herbario o el grabado de paisajes. ![]() El hombre que piensa por sí mismo se familiariza con las opiniones autoridades sólo después de haberlas adquirido como meras confirmaciones de las propias, mientras que el filósofo a partir del libro comienza por sus autoridades, es decir, construye sus opiniones tras haber recolectado las opiniones de otros: su mente a continuación las comparará con las del pensador de primera mano, del mismo modo que un autómata con un hombre viviente. Una verdad que ha sido apenas aprendida se adhiere a nosotros como una prótesis, un diente falso, una nariz de cera o a lo más, como piel transplantada; empero, una verdad ganada pensándola por uno mismo es como un miembro natural: en realidad nos pertenece. Esto es lo que marca la diferencia entre un pensador y un simple erudito. 5 ![]() 6 Un hombre que piensa por sí mismo está relacionado con el ordinario filósofo a partir del libro como lo está un testigo con respecto de un historiador: el primero habla de su propia inmediata experiencia. Es por esto que todos los hombres que piensan por sí mismos están en acuerdo fundamental: sus diferencias surgen sólo de sus diferidas posturas; ya que éstas sencillamente expresan lo que han aprehendido objetivamente. El filósofo a partir del libro, en cambio, reporta lo que el pensador ha dicho y ha pensado y lo que otro a objetado, etcétera. A continuación lo compara, lo sopesa, critica las afirmaciones, y de esta forma intenta obtener la verdad del asunto, en cuyo respecto se asemeja exactamente al historiador crítico. 7 La simple experiencia no es menos sustituto de pensar que la lectura. El empirismo puro está relacionado con el pensar como el comer lo está con la digestión y a la asimilación. Cuando el empirismo presume que por sí solo, mediante sus descubrimientos, ha extendido el conocimiento humano, es como si la boca presumiera que ella misma mantiene vivo al cuerpo. 8 ![]() 9 En el reino de la actualidad, tan pulcro, feliz y agradable como lo pudiéramos encontrar, estamos, sin embargo, siempre bajo la influencia de la gravedad, la cual tenemos que continuamente superar: en el reino del pensamiento, en cambio, somos mentes incorpóreas, sin peso y sin necesidades ni preocupaciones. Es por esto que no hay felicidad en la tierra que pueda compararse con la que una bella y fructífera mente encuentra en un momento propicio dentro de ella misma. 10 Existen muchísimos pensamientos que tienen valor para quien los conciba, pero sólo unos cuantos poseerán el poder de engranar con el interés de un lector tras haberlo escrito. 11 Empero, a pesar de todo, sólo poseerá verdadero valor el pensamiento que se haya concebido en primera instancia para la propia instrucción.Los pensadores pueden ser divididos en aquéllos que piensan en primera instancia para su propia instrucción y aquéllos que lo hacen para la instrucción de otros. Los primeros son pensadores por y para sí solos: son verdaderos filósofos. En ello se aplican seriamente. El placer y la felicidad de su existencia consiste en pensar. Los segundos son sofistas: quieren aparentar ser pensadores y buscan su felicidad en lo que esperan obtener de otros. En esto ellos se aplican seriamente. A cuál de estas dos clases un hombre pertenece podría ser rápidamente advertido en su estilo y modo de ser. Lichtenberg es un ejemplo de la segunda clase, Herder, desde luego, pertenece a la primera.3 12 ![]() |
Más traducciones aquí... |
1 Siempre leyendo, nunca ser leído. 2 Lo que has heredado de tus antecesores debes primero ganártelo si pretendes poseerlo. 3 Georg Christoph Lichtenberg (1742-99), aforista y satírico. Johann Gottfried von Herder (1744-1803), teólogo, filósofo y hombre de letras. |
Ilustraciones: hbrinkmawww.sxc.hu lusi www.sxc.hu Egilshay www.sxc.hu Wikipedia es.wikipedia.org/wiki/Archivo: Schopenhauer.jpg lusi www.sxc.hu |