Cartas a Luchting (1960- 1993)
Julio Ramón Ribeyro
Perú, Revuelta, 2023, 327 pp.

Cartas a Luchting (1960-1993), publicado en el 2016 por la Universidad Veracruzana y reeditado en 2023 por la editorial Revuelta,es un libro querecopila las cartas que Ribeyro escribió a Wolfgang Luchting, traductor y crítico literario alemán especializado en literatura latinoamericana, quien se desempeñó como docente, principalmente en Washington State University. Luchting y el narrador se conocieron en Munich, en 1955, e iniciaron una larga y fructífera relación literaria. Luchting se convertiría en el agente de Ribeyro, en su traductor al alemán y en un crítico constante de su obra. En la correspondencia, abundan los mensajes de corte pragmático: detalles sobre la relación contractual entre ambos, menciones sobre posibles ediciones extranjeras, intercambio de libros o artículos y posibles adaptaciones al cine o a la radio. También son frecuentes los comentarios sobre las constantes dificultades financieras y la salud del peruano, además de alusiones al contexto político y apuntes sobre los libros de otros colegas, especialmente los de Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa. Asimismo, resalta el análisis que Ribeyro realiza sobre su propia obra y las aclaraciones que le hace a Luchting sobre diversos aspectos de su narrativa. Sin embargo, el mayor interés del libro, señalado en el prólogo de la edición por Jorge Coaguila, es que derriba algunos mitos en torno a Ribeyro, quien se forjó la fama de ser un autor displicente respecto a la promoción de su propia obra. Por ejemplo, en una entrevista, Vargas Llosa afirma: “(Ribeyro) es el más desinteresado que conocí con respecto a lo que ocurriría con su obra”. No obstante, el intercambio epistolar muestra sus múltiples intentos por entrar en diferentes mercados literarios, sobre todo el de lengua inglesa, que le fue siempre esquivo. Por otro lado, se destaca el desarrollo de la relación con Mario Vargas Llosa, desde los elogios que le hace a su primera novela, hasta las diferencias políticas que los alejaron a fines de los años ochenta. Ribeyro es consciente de la omnipresencia de Mario y le comenta a Luchting lo siguiente: “A menudo, cuando escribes sobre mí, tiendes a mencionar en alguna u otra parte a Mario. Desde cierto punto es normal, pues Mario es, en nuestra literatura, el punto de referencia obligado para situar a los demás escritores peruanos y establecer una especie de escalafón”. Además, se pueden observar esbozos de la mirada crítica de Ribeyro, que considera a Vargas Llosa “una especie de Balzac aconsejado por Joyce” y que describe a grandes rasgos las fallas que percibe en las novelas de sus colegas peruanos más jóvenes.
En definitiva, lo que más llama la atención de las cartas son las respuestas de Ribeyro ante las acusaciones de Luchting: “Consejo. No emplees la palabra “desleal” para referirte a mí. Es una palabra fea y fuerte. Puedes llamarme perezoso, incumplido, lento, olvidadizo, pero no desleal”. Por un lado, tenemos a un alemán un tanto paranoico, pero bastante directo y duro, y, por otro lado, a un Ribeyro conciliador y estoico ante los embates de su interlocutor: “Tomo nota sobre tu juicio sobre mi diario personal (“un desastre”) y sobre mis últimos cuentos (“una vergüenza”). No me sorprende que no te hayan gustado, pero sí me choca un poco los términos que utilizas. Un peu de retenue, mon vieux. Hay formas de decir las cosas”.
Cartas a Luchting otorga al lector una mirada sincera en los entretelones de la producción literaria de Ribeyro y le da la posibilidad de contrastar los lugares comunes sobre el narrador peruano con la evidencia de su correspondencia. Además, la lectura de estas cartas ejerce un efecto motivador para cualquier creador: el testimonio ejemplar de un autor que insiste en su arte, a pesar del poco éxito comercial y de la dificultad creativa.