Nadar en la mar es andar en los intestinos del planeta.
Mi cuerpo húmedo hace de las olas su saco.
Quizás un condón que se revuelca entre las olas Llega a mi boca
Con la tripa del amor remolino y remolino mi cuerpo nada en la mar caldeándose con los desperdicios marinos. Estoy húmeda.
Mi piel se estira a sus anchas no tengo que sumir la barriga la mar es mi cómplice sabe acariciarme con sus aguas.
La mar tiene veneno es sus corales y mi sangre roja los ilumina las rocas y mis pechos truenan en la playa.
Me he salido de los intestinos del planeta.
Sinfonía de un cuento largo
I Con un papel, busco cómo matar el tiempo, trato de ser la asesina de mis ojos que huyen a la puerta.
Invento que en mis cabellos hay un laberinto y me pierdo. Creí haber tomado las direcciones certeras, ahora un mal desatino.
Soy otra atrapada en mi cuerpo. Cansada y sola, en mi cabello estoy presa.
Yo y mis ojos por inercia nos perdemos en los alambres de mi cabeza, nos damos presos.
II A veces quisiera jugar con el tiempo, pero es inútil.
En cada centímetro de mi vida hay un segundo que late ¿quién fuera eterno para saberse otro?
Hay tiempos en los que me sobran horas. Mientras la mosca vuela lenta, el reloj extiende sus alas y me envenena ¿quién fuera veneno para saberse tiempo?
III Y si mi cabeza se abre al vuelo de la mariposa amarilla. Cómo saber que fui yo, quién lo dijo.
La cadena de voces eléctricas, en el concreto dicen: ¡voló la mariposa!
Pero al cruzárseles los cables, las chispas describen: ¡una mariposa, cielo azul, que tenía manchas marinas en las alas anda por el limbo dibujando la geometría!
Ecos me hablan de las alas mariposeadas extendidas en el universo; mientras mis ojos me describen que las pajaritas copulan en el arcoiris.
IV Las pajaritas sin saber del mundo, le niegan el vuelo a la mariposa, pero han aprendido a abrir cabezas.
Una pajarita ha dicho que mi cabeza se abre al vuelo de la mariposa.
Entre el papel y mis cabellos inventan el vuelo, yo no, no lo he visto, no conozco a la mariposa. Menos tengo noticias indicándome que mi cabeza tiene el cerrojo de una puerta.
Lorena Martínez Parra (México, 1980) es licenciada en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado textos en la revista Rocinante y en la antología de poesía joven Crimen confeso (Daga, 2003).