Poemas
Moteles
Cuántas perlitas no habrán recogido aquí cuántos restos
de uñas cuántos aretes que remedian
los momentos de silencio con un ting
zapatillas a la sombra olas heladas
en sienes que no aspiran
los pasadores infestan el buró
pines, espejos, diademas de quién sabe
cuántos años
todas esas chucherías repiquetean
pesan una tonelada
Niágara
La madrugada en que las cobijas por fin nos descontengan y olvidemos
no chocar con cada esquina como astronautas revoltosas
cuando venzamos el follaje de toallas y platiquemos en lo que calienta el agua
recordaré que nunca he visto en realidad una cascada pero cae aquí entre tu hombro y cuello
y me enfriaré sólo un momento
para cerrar la puerta
Alaska
Durante los aguaceros me da por recordar Alaska. Veo la curvatura exacta del viejo monitor que mi madre desempolvó el día antes de partir a su crucero, con la ternura de quien deja a su cría en manos de un guardián robot seguro, de quien envidia un poco el desapego, el frío que ella engrana cada día, con cada click.
Amazon
Mi secreto más denso está en una caja
siempre llegan en las tardes
por las escaleras
tres vueltas al cerrojo
no, no es aquí
mi timbre está descompuesto
hasta que demuestre lo contrario
no toco en ningún sitio
pero me obligo a asomarme
cada vez que se estaciona un coche
escucho pasos en lo oscuro
crepitan las persianas
hago a un lado los trastes de unicel
pausa
me quedo esperando
Mosca
Amiga de las lámparas
hace tiempo me quemé
corté mis dedos antes de saber que los tenía
apenas 26 y ya soy fósil
recuerdo
biblia proyectil hacia los muslos
esquivo el lodazal de los sagrarios
manotazo
mi última comunión fue la primera
y no voy a adaptar mi
fe en la carne descompuesta
no voy a atrofiar mis sedas sensoriales
siento mucho
que me hayan construido con
mi sal es
de otra elevación
me petrifico
me nutren las partículas del suelo
y no voy a adaptarme
Último día
Final feliz sin pirotecnia
sólo velas salpicando chispas
en el pastel que compartes con tu ex jefe
ni un minuto de silencio
y regresas a tu lugar
así se acaba el mundo:
no con un grito sino con un parpadeo
de monitor en pausa y
breves periodos de sol
refractados en un tóper