La mujer que mató a los peces
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![]() Un diminuto espectador se sorprende cuando escucha la voz en off dando la primera llamada. Mira el techo, busca en las paredes. Viene la segunda llamada. Sus ojos y sus oídos se concentran en tratar de explicar lo que imagina como un misterioso duende que, cobardemente, se esconde entre las sombras del recinto. Llega la tercera llamada y el duende aún no se deja ver; la luz, en otro acto de magia para el pequeño de apenas unos seis años, desaparece: la mujer que permanecía al centro del escenario —con una máscara de Clarice Lispector sobre su rostro— deja el libro que sostenía y se inclina sobre una máquina de escribir: el sonido seco de las teclas asedia el papel y abraza el aire. La obra comienza. *** Basada en el cuento “La mujer que mató a los peces” de la autora brasileña Clarice Lispector, la puesta en escena, al igual que el texto original, relata la vida de diferentes animales que han rodeado a la escritora. Ella confiesa desde un principio que mató a los dos peces rojos de sus hijos y promete contar todo al final de la obra. La propuesta se compone de varios mini relatos, cuyos protagonistas son la autora ucraniana, sus dos hijos y una yegua, los cuales juegan, cantan e interactúan con el público infantil. La obra es un viaje que versa sobre la importancia del cuidado del ambiente, y trata de concientizar a los espectadores acerca del problema de la violencia y el maltrato animal. Todos los seres de este mundo, parece decirnos, hasta los más pequeños y viscoso animales que nunca tienen invitación a los hogares —como las cucarachas y los ratones—, cumplen un papel importante en un ecosistema complejo como lo es el de nuestro planeta. Es importante resaltar que en esta adaptación teatral de Clarissa Malheiros fue suprimido un episodio del cuento original, donde el perro Bruno Barberini de Monteverdi muere asesinado a dientes de cinco perros, quienes llevan a cabo un ajuste de cuentas por un canicidio cometido por aquel. Lo que parece ser una vendetta es descrito por Lispector como un acto de justicia pues escribe que “en el mundo de los perros, ellos mismo se encargan de ser jueces y policías”. ¿Por qué en un país con tanta violencia se omitió este episodio del cuento de la autora de A paixão segundo G.H. que busca ser también, en el original, una historia pedagógica? Sin importar la omisión, las actuaciones de María Sandoval, Roldán Ramírez, Santiago Zenteno y Sol Sánchez son en todo momento energéticas y energizantes, aunadas magistralmente a una escenografía que, a manera de rompecabezas de mil figuras finales, se transforma en nuevos objetos. La obra no deja de hacer reír a los niños quienes están, siempre, en constante interacción. *** A la mitad de la obra el actor Roldán Ramírez se disfraza de conejo-mago. Tiene tres tazas en la mesa, pide a los niños adivinar dónde está la pelotita. Ximena dice “en la taza azul”, pero no, no está en la taza azul. Susana es interrogada: “¿Dónde está la pelotita”, “en tu mano”, contesta. Rápido, el conejo-pillo mete la pelotita a su boca. “No es cierto”, responde con la lengua trabada por la rápida y ágil improvisación. Todos se ríen a carcajadas, hasta sus compañeros de escena. Como diría Clarice Lispector: “sólo algunas veces les miento a los adultos, y es porque no comprenden el alma de los niños, los niños nunca son aburridos”. La mujer que mató a los peces estará todos los domingos hasta el 13 de marzo a las 13 horas en el Centro Cultural Helénico, y si llevas dos botellas de pet a las taquillas habrá un descuento del 50 por ciento en la compra de dos boletos. |
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Fotografía de Andy Castro tomada de:
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José Alberto Trejo (Ciudad de México, 1982). Es poeta y periodista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha publicado diversos artículos de investigación periodística, crónica y entrevistas en diversos medios de comunicación. Actualmente colabora con el suplemento cultural Rayuela, del periódico El Péndulo de Chiapas. |