1. Gabinetes
Los empleados de la biblioteca comenzaron a desaparecer. Encontrábamos sus cuerpos en los corredores y escaleras. Cada fin de mes nos reuníamos para hablar sobre los decesos. Lo hacíamos en una sala donde los anaqueles eran exclusivos para los catálogos y los manuales dedicados a la clasificación de libros. Una noche J. Pavić (mujer serbia) leyó una nota que encontró en uno de los gabinetes que sirven como dormitorio y sanitario: Aquí en este lugar se encuentra parte de la historia de Chile.
Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile
en boca cerrada no entran balas
se calla
allá arriba en su mástil
2. Manuscritos
Había rumores. Personas que incendiaban cientos de miles de diccionarios, que destruían atlas, que clausuraban hexágonos enteros. Otros se dedicaron a resguardar manuscritos, papeles que encontraban en las calles. Así surgió “La Nueva Novela” que firmaría Martínez.
El tiempo
Dados dos viajeros, uno nacido en 1903 y el otro en 1890, ¿cómo harán para encontrarse en 1944?
Medir en décimos de segundo el tiempo que se necesita para pronunciar la palabra eternidad.
3. Inexistentes
Aparecieron informes que detallaban estantes con libros que se creían inexistentes, los primeros capítulos del volumen que Dante comenzó al terminar la Comedia, el final del Hombre sin atributos y de 2666. Fragmentos que la censura había sepultado.
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
4. Propaganda
Al comenzar la mitad del siglo la biblioteca era una ruina. El desierto la había cubierto casi por entero. Algunos vivíamos en esa especie de féretro gigante. Llegaron noticias donde se aseguraba que la biblioteca había sido un mito, propaganda de los antiguos gobiernos. Nosotros cada año publicábamos un almanaque que al llegar a las ciudades se vendía como literatura fantástica, junto a las revistas que trataban de los ovnis y los fantasmas.
Nos educaron para atrás padre
Bien preparados, sin imaginación
Y malos para la cama.
No nos queda otra que sentar cabeza
Y ahora todas las cabezas
Ocupan un asiento, de cerdo.
Nos metieron mucho Concilio de Trento
Mucho catecismo litúrgico
Y muchas manos a la obra, la misma
Que en esos años
Repudiaba el orgasmo
Siendo que esta pasta
Era la única experiencia física
Que escapaba a la carne.
5. Tres
Un anciano, todo viejo es un pobre Rey Lear, escribió en uno de los muros: “Los cuatro grandes poetas de Chile / Son tres / Alfonso de Ercilla y Rubén Darío”. Nadie intentó borrarlo, sentíamos que hacerlo era como sacarle leche a una vaca y luego vaciársela en la cabeza. Preferimos retirarnos, a pasar el rato estudiando los volúmenes de la biblioteca, incluso aquellos de los países del sur de los continentes, de esos territorios tan parecidos a islas, delimitados por un lado por miles de kilómetros de océano y por el otro por cadenas de montañas.
jesús pasó el rato
rack hudson pasó el rato
mi mami pasó el rato
liberace pasó el rato
sócrates
buda
bach
todos pasaron el rato
sin ir más lejos
pinochet pasa el rato
la carmen gloria pasa el rato
el papa pasa el rato
dios
maradona
la virgen
todos pasamos el rato.
Jorge Posada (San Luis Potosí, 1980). Es autor de Costa sin mar (UAM, 2012), Adiós a Croacia (Zindo & Gafuri, 2012) y La belleza son los aeropuertos vacíos (Liliputienses, 2013). Tiene el blog <http://costasinmar.blogspot.com>