* A raíz de los sucesos violentos que comenzaron a desatarse en el país y en mi ciudad, la actitud de la población general comenzó a cambiar, pasó de la incredulidad a la negación para terminar en la pasiva indiferencia. Si bien es cierto que la violencia existente desde hace una década en México preocupa y representa un riesgo salir a la calle, también lo es que el encierro voluntario significa adoptar una actitud de complicidad pasiva. ¿Cómo se recupera el sentido de seguridad social?, ¿qué puedo hacer desde la fotografía? El presente proyecto nace de estas interrogantes y de la inquietud por hacer algo al respecto. Considero que salir a la calle para llevar a cabo nuestra vida cotidiana es una acción más proactiva que el encierro. Es más peligroso escondernos en nuestras casas que deshabitar el lugar que nos pertenece a todos (el espacio público).
Iconográficamente empleo la luz de las mamparas como contrapunto a la obscuridad. Encuentro en esta dualidad un significado: por un lado, la luz blanca representa la recuperación del espacio público, “la normalidad”; por otra parte, la obscuridad y la luz de color se relacionan con el abandono y alienación de los espacios públicos.
La calle nos pertenece a todos.
La presente selección es una pequeña muestra de un proyecto que tomó más de 2 años para su realización. La serie final consta de 40 imágenes Y está pensada para montarse en cajas de luz con el fin de que el lugar donde se muestren interactúe con el espectador, de tal forma que la caja replique la luz de la mampara, haciendo partícipe al espectador del mismo acto de recuperación del espacio público.