ESCRITORES DE AGUASCALIENTES (1985-1997) | CUENTO  / junio-julio 2019 / No. 80



Jane Doe



La cama está fría, apenas una sábana cubre mi cuerpo, me recogieron de aquel terrenal donde decidieron olvidarme, botarme, eliminarme… desaparecerme. No siento el calor de la lámpara que está sobre mí, ni tampoco lo sentí cuando el sol de mediodía quemaba mi carne, o cuando la carroña en manada me encontró… y mucho menos lo sentí cuando me metieron en esa bolsa negra.

Me han dicho que he estado dormida desde anoche, desde hace una semana, dos meses… incluso años. El doctor me pregunta mi edad y contesto que era una niña, pues apenas iba en la secundaria, digo que era mi primer año de la carrera y que era foránea, que era mamá soltera y con dos hijos en la casa. Que llevaba años de casada y de maltratada. Contesto que aún no he nacido pues llevaba seis meses en el vientre y que nunca vi el sol.

Parece que no me escuchó, noto que pone un signo de interrogación en la casilla, ¿qué no me escucha? Y vuelve a preguntarme que de qué parte del estado soy. Contesto que vengo de donde las olas tocan la tierra y el agua es clara y transparente. Que vengo de la frontera, que hay quienes no me consideran mexicana. Digo que vengo de la sierra aquella a donde pocas personas llegan. Vengo de la tierra de Zapata. Y del centro, donde el sol siempre llega a posarse en el valle. Le explico que de donde vengo la tierra es de todos y de nadie. Respondo que soy del norte, del centro, del sur. De la frontera con la tierra blanca y con la de Guatemala. Contesto que a mi lado está el de Orizaba o el de Fuego. Que en las noches de invierno alcanzo a ver el Nevado y que en ocasiones me arrullan el Izta y el Popo. Vuelve a ignorarme… Se atreve a poner Comala, como si fuera un fantasma.

Antes de que me diga su siguiente pregunta, le digo que soy de tez morena, apiñonada y güera. Que hablo cantadito, entrecortado, para arriba y para abajo. Que tengo el golpeteo de los yucatecos en mi garganta y la firmeza de los norteños. Que mi cabello es trenzado y largo, corto y blanco, castaño y rizado; y que en las noches, el cielo lo entinta y lo vuelve lacio. Le muestro mis pecas y mis lunares. Las cicatrices en las rodillas y los diferentes vellos de mi entrepierna. Describo que mis ojos combinan con el mar, o con el grano del café chiapaneco, a veces con la miel y otras veces con la selva. Le muestro mi piel quemada por el sol y otras veces abandonada por éste. Al final rezonga porque a veces llego entera, y otras me falta un brazo, una pierna, parte de mi hermosa cabellera. Me han contado que a veces llego con el ojo cerrado y que el sol me ha quemado tanto que mi cara no se alcanza a ver, o que por las mordidas estoy desfigurada.

¿Desfigurada? Qué no me ven, que tengo cuerpo de mujer, forma de mujer, esencia de mujer. Qué no distinguen que soy su hija, su esposa, su novia, la amiga de la infancia, hijos de su madre, también lo he sido, sí, he sido su madre. Así como también soy su abuela, su hermana, la vecina o la chica que pasó a su lado.

¿A dónde ibas?, fue su siguiente pregunta. No iba a ningún lado, apenas llegaba a casa. Iba a la escuela, a comer con unas amigas. A mi trabajo, a darles de comer a mis hijos. Me dirigía a hacer mandado, a visitar a mi madre enferma. Salía de misa, salía del bar. Iba de camino a casa de mis padres. Venía de pedir muertito, venía de la posada. Iba a donde tú mismo ibas, a un lugar normal.

Te miré fijamente, a ver si te atrevías, finalmente preguntaste cómo me llamaba. Me han dicho Mara, me llaman Alicia, otras Jessica, Karina, Lesvy, Mile, Yesenia, Nadia y Alejandra. Mía, Camila, Paola, Paloma, Karla, Iraís, Judith, Adriana. Me han llamado como a ti. Como tu hermana. Me han llamado mamá. Me han dicho maestra. Me han llamado amiga. Me han llamado puta, golfa, zorra. También me han dicho gata, lamehuevos y calientabancos. Me han llamado culpable. Me han llamado responsable. Me han quitado mi nombre. Y tú me nombraste… Jane Doe.



Jimena Cuevas Paulino (Aguascalientes, Aguascalientes, 1997). Estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Ha publicado en la antología Aquí comienza la sangre (Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2017), y en revistas como Pirocromo y Artifizio. Fue becaria del PECDA en 2017.


 

Punto en Línea, año 17, núm. 113, octubre-noviembre 2024

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