Teoría King Kong
Virginie Despentes
Barcelona, Literatura Random House, 2018
Traducción de Paul B. Preciado
La escritora francesa Virginie Despentes publica en 2006 Teoría King Kong, un tratado sobre feminismo, sobre un tipo de feminismo que no cuadra con todas ni con todos, que incomoda —más que los otros tipos— porque arremete contra lo que se ponga en su camino y porque también defiende lo que a veces parece indefendible.
La autora toma como base su propia vida para escribir el texto, y la narra en seis capítulos que al mismo tiempo forman un ensayo sobre la mujer, la violación, la prostitución, la pornografía y la feminidad. Al momento de su publicación fue un texto mal recibido por brutal, honesto y descarado, pero en la actualidad es considerado uno de los libros clave de la tercera ola del feminismo.
Virginie Despentes no se nombra a sí misma feminista: no sabía que lo era por vivir su vida como le daba la gana, “como un hombre”. Tampoco el libro necesitaría nombrarse feminista, lo es en esencia: “escribo para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica”. Pero también escribe para la buena chica y para los hombres que se atrevan a leerla. No discrimina, ni siquiera juzga; pone sobre la mesa sus temas y los trata con toda la dureza y honestidad que ameritan.
Replantea el lugar de la coquetería, de la seducción, del sometimiento y de la “benevolencia femenina”, y aplaude a las mujeres que se apropian de cada una de estas situaciones a la vez que defiende sus propias decisiones: “no digo que ser mujer sea en sí mismo una obligación horrible. Las hay que lo hacen muy bien. Lo que resulta degradante es el hecho de que sea una obligación”.
Destapa situaciones íntimas, como su propia violación a los 17 años, de la que aprendió a responsabilizarse por haber sobrevivido. La sociedad le exigía estar traumatizada y además callar ese trauma; aprendió también que la prostitución era una manera de redimirse; de demostrarse a sí misma que su sexo no se desgastaba con el uso, que sólo le pertenecía a ella, que no perdía valor a medida que se usaba y que era rentable. La violación como piedra fundacional de la mujer y escritora, la prostitución como forma de reconstrucción de esa misma mujer “que ya no es exactamente una”. Para ella, “la violación es lo propio del hombre, lo único de lo que las mujeres no se han apropiado”.
Despentes critica la educación y la cultura que sustentan y generan desventajas y desigualdad para la mujer, y que hacen creer al hombre que por ser hombre es más valioso; denuncia la imagen de virilidad que sólo se sostiene a partir del sometimiento del otro. “Lo que me da rabia no es lo que los hombres hacen o son, sino lo que quieren impedirme que haga o lo que quieren obligarme a hacer”. La frágil masculinidad obligada a sostenerse a perpetuidad en una sociedad que no permite que los hombres cedan ante sus deseos: “lo que les gusta a muchos hombres son otros hombres”, “el porno es la manera que tienen los hombres de imaginar lo que ellos harían si fueran mujeres”, someterse y entregarse. La pornografía muchas veces incomoda por eso, porque nos hace percatarnos de lo que deseamos inconscientemente. Esto hace que mujeres y hombres vivamos avergonzados de aquello que nos gustaría hacer.
Por último, la autora defiende el feminismo desde su propia mira: “El feminismo debe ser una aventura colectiva, una visión del mundo, una opción”. Virginie Despentes plantea en este libro un análisis crudo y descarado de lo que significa ser mujer, pero también de lo que significa ser hombre, el absurdo concretizado en una sociedad que parece querer tenernos por enemigos no sólo de los demás, sino de nosotros mismos.
Gabriela Ardila (Ciudad de México, 1989). Licenciada en Letras Modernas, cursa el máster en Creación Literaria en Español de la Universidad de Salamanca. Ha colaborado en la Revista de la Universidad de México, Cultura Colectiva, Cuadernos de Escrituras Creativas y Punto en Línea. Actualmente forma parte del equipo editorial de la revista Punto de partida de la UNAM. Ha sido profesora de literatura y lenguas.