Cuaderno de dinosaurios
Luis Fernando Rangel
Jugar en el jardín
Me gusta jugar en el jardín de la casa
y construir caminos imposibles en la tierra
para luego jugar con los dinosaurios de plástico.
Pensar, también, que mi jardín es
la tumba más grande que existe.
Carritos y dinosaurios
Mi sueño siempre ha sido
montar al lomo de un dinosaurio,
pero ellos murieron hace mucho tiempo.
Sin embargo, me queda la nostalgia del petróleo
y el consuelo de los automóviles:
el motor imita su rugido
y la gasolina intuye,
apenas, su sangre.
Las flores
Mi abuela sembró flores en el patio
para embellecer un poco al mundo.
A mí me gustan porque alimentan a los insectos
y todavía hacen reverencia al viento y al sol.
Además, guardan en sus raíces
el misterio de los dinosaurios
y de los fósiles.
Pienso en que las flores
son una buena forma de honrarlos.
Los dinosaurios no conocieron las flores
Los dinosaurios no conocieron las flores, me dices un poco triste,
porque a ti te gusta mucho ver florecer tu jardín
y te gustan los girasoles y los claveles
y los dinosaurios.
Pero cuando los dinosaurios vivían
las flores no eran ni una promesa.
Tal vez los dinosaurios no sabían llorar
y no pudieron regarlas.
Tal vez las flores fueron un regalo
y un recordatorio.
Imagínate: un dinosaurio
con flores llamando a tu puerta;
un dinosaurio muerto en tu jardín
para que puedan florecer los girasoles,
las rosas, los claveles.
Los dinosaurios no conocieron las flores:
imagina su tristeza.
Evolución de la lengua
1
Me gusta la palabra Dinosaurio
porque cuando la pronuncio
siento que es un rugido.
2
No soy un poeta serio
sino un poetasaurio.
Nuevos fósiles
En mi jardín unos dinosaurios juegan,
saltan, corren, persiguen su cola
y se confunden con árboles
prehistóricos.
Mi madre los observa desde la ventana.
Mi vecino, sin embargo,
no comparte mi entusiasmo:
jugando futbol los condena al olvido.
Allá va la pelota, veloz,
para derribarlos y extinguirlos.
Algún día le contaré a mi hermano.
Le diré
hace muchos años
existieron los dinosaurios de plástico.
Lagartos terribles
Dino viene de la palabra griega deinos que significa terrible
y saurio se desprende de sauros que significa lagartos.
Entonces podríamos decir
que los dinosaurios son lagartos terribles.
Sin embargo, no son lagartos y no son terribles.
Son vestigios de la memoria, de un tiempo antes del tiempo,
de la posibilidad de imaginar lo que existía antes de todo
y lo que vendrá cuando el tiempo nos alcance.
Quiero decir,
son una figura de plástico
al fondo de nuestra caja de juguetes.
Nostalgia de los dinosaurios
Y sin embargo,
los dinosaurios
no conocieron
a las personas.