poesía / diciembre 2023 - enero 2024 / No. 108

Canto de la piedra


Angélica Minor
Donde la tierra rezuma
fríos hilos de agua, tocando el mundo
con la luz tenue y trémula
del principio 
Galway Kinnell

~
Después de la ceniza
la lluvia sonámbula de luz
fue la sombra deshuesada
bajo costillas de la mar

una resonancia del torrente calcáreo
en ríos
de la inundación

fragua estremecida
de transparente azul

~
Chorrear del alba
en estambre del estrépito
y transformar la piedra endurecida
bajo los pies vertebrados de la tierra

laguna
en cristales de la niebla

astro adormecido

pies descarnados
de la oscuridad

~
Estruendo de la brizna que se arrastra
sobre la roca ígnea
mientras la tierra canta
en su pedernal abrir de las entrañas

~
Transformación
de todo lo que se destruye
para ser desde el principio

carbono entelerido
en su aprisionar de átomo
y en su reverberar
vivir
en esta lentitud
de quien nombra al silencio
rasgadura

dulce cabalgar de los arroyos

~
Cuerpo estentóreo
que converge en el matiz del resplandor

titilar de luz
en la concavidad de estrellas
con ojos de neblina

calor que desborda
este frío zaherido
donde la soledad
es una piedra rugosa

~
Hace tanto
atravesamos el tiempo
y no supimos dónde está el final

más allá de los astros
un pez ciego
despierta
sin ser luz

mirada del agua
que algún día
ha de ser bañada por el sol

~
Adentro   muy adentro
océanos contenidos por mares subterráneos
en el fósil descalabrar de la ceniza y el carbono

paisaje
donde la arena es maleza

lucha entre roca y agua
carcomida

~
Hierro calizo
en el desierto del óxido

calor extremo que derrite
su brazo calcáreo

círculo interminable en un punto
donde todo
lo que se escucha
es ilusión de nuestro oído

~
Venero de fuego
en este aprisionar de la energía
donde la sangre es un volcán
de desollado manto

más allá
arenisca
de un suelo calcinado
porosidad
que se ahoga
en su propia desnudez

…silencio
sólo este silencio donde se sumerge la desolación

foso despertar de un mundo extraviado

la roca
es tan sólo la línea ondulada del tiempo

 
 
                         1

Escuché sonidos extraños en el cielo
era como si jalaran fierros
tronaba   tras   tras    tras
me espanté

¿qué pasará?

—me hubieras despertado
yo no escuché nada

—¡pero si tienes oídos!

ayer el sol dibujó su rueda de lumbre
hubo mucho calor con círculos rojos
los gallos empezaron a cantar

premoniciones augurios
nadie lo sabe
todos estamos a la voluntad del Señor
a veces me pongo a pensar
¿qué somos aquí en la tierra?


                               2

Tenía el estómago que se me revoloteaba
tronaba como el cielo
dolía y se movía para allá y para acá
puse un posillito con manzanilla
y epazote de zorrillo
dicen que el mango es frío
no creí que me dañara
a media noche para qué te cuento

pensé   pase lo que pase ¿qué hago?

me dice mi Gesa tienes que estar tranquila
tu cuerpo ya no da para más
ya enterraste a tus hermanos
Miguel   Emelia   Irma

me duele entre la cadera y el hueso
siento me rebanan hasta los intestinos
los doctores se hacen guaje
no quieren ya atenderme

la otra vez
me dieron una pastillita
quién sabe para qué
no tengo cartílagos creo están encimados
nomás estoy esperando la voluntad de Dios
esa misma

a veces cabeceo
en una de tantas me suelto
y ahí voy a tronar mi cabeza
como ya no oigo
(nomás al volcán) 

¡pónganse a pensar!

¿qué estoy esperando acá
otro ruido o quién sabe?

-Felipe  
trae un pedazo de papel-

si me pongo grave
aquí me dejan  
aquí me entierran

 
                        3

                 Cuando niña
miraba el agua de la pileta zangolotearse
entonces decía  
ya está temblando
buscaba refugiarme bajo la jacaranda

está haciendo aire
tos y catarro que no me dejan

ese Martincito tiene mucha intuición
doña Lucía le tiene envidia
le queda mirando con chicos ojotes
él dice algo que va a suceder
todita sale la cosa
la otra vez vimos en la tele
que las vírgenes lloran
los muñecos también
cualquier cosa ahí sale

está dicho por el libro de los hombres
que los muñecos escurren sangre
son malos espíritus que andan aquí

la otra vez caí de la cama
alguien por pedacitos
me iba jala y jala y pos me dejó caer
me hice un chipote
ora tengo aguijones

amanecí con espinas
a veces lastiman
con el gorro o las sábanas

 
                          4

Cuando peleo con la muerte tengo miedo
siento que por ahí me va a desbarrancar
dicen que mi casa fue panteón
a lo mejor algunos difuntos
que no entregaron su dinero
andan penando
antes se decía que los que morían
iban a regresar
por eso dejaban su dinero enterrado

había barriles

en cuanto regresa
el muerto llama a la gente
para entregar su dinero
un día el difunto andaba siguiendo
a un señor
sus vecinos dijeron
ponte una moneda en el
lado izquierdo para que ya no te siga
él de todos modos murió
quién sabe a qué se deberá
yo ya me conformo
a que el tiempo haga su voluntad

 
                      5

Ora te contaré de los huehues
antes que se apague el candil

 
Nicanor el abuelo del que sólo su nombre queda
decía que las brujas relampaguean desde Huiloapan

Petronila Amador andaba de baile en baile
su falda se movía con el ritmo de sus latidos

escuchaba el vaivén de las hojas
movidas por el viento
el paso del lince  
el ocelote y la zarigüeya
en la crecida del Río Hondo

con una piedra roja pintaba sus mejillas
y cuando el nahual venía a sacarla
regresaba empapada
por la llovizna de la madrugada

al amanecer nomás encontrábamos
el quebradero de milpas

tenía ochenta y tantos años
e iba a casarse

cuando se puso a estudiar
los mandamientos del padre
traía la mirada arenosa
dicen que eso sólo se ve cuando alguien
está a punto de irse

le pusimos su vestido de novia
todita se nos fue

 
Era una vieja bola de lumbre
en verdad fea
traía un cachorro blanco
¡bonito el animal!

la bola escupió sobre una piedra
quería jugar conmigo
le dije sus cosas mientras sus ojos saltaban
de un lado a otro
ella traía en el estómago un llanto profundo

lejos
los perros aullaban

donde antes era campo
ahora está cubierto de casas
el mal aire de eso no se percató

(en el camino el levantador de sombras
lleva en su sahumerio lajas calientes)

bajo la luna aparecen otros malos aires
haciendo travesuras
son gallinas culecas que escapan
del vientre de su madre

 
 

 
 

Angélica Minor (Tlaxcala, 1963). Autora del libro de poemas Gente de adobe. Su libro Plumbago fue ganador del “Certamen Editorial 2021, Tlaxcala”, teniendo como jurado a Francisco Hinojosa, Luis Felipe Fabre y Ernesto Lumbreras. Ha sido parte de talleres literarios con escritores como Juan Bañuelos, Eduardo Milán, Eduardo Langagne y Ricardo Yañez.

 

Punto en Línea, año 17, núm. 113, octubre-noviembre 2024

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