MUDO me transformo en red dejo atrás mi piel quemada y río con sinceridad río de crecidas aprendo a usar los puentes soy menos muralla madrugo sin dolor una luz parece anidó en mi cabeza
CUÁNTAS VECES RECORRIDO y sigue sin piel y el aliento refresca su aire mineral de rodilla crepuscular entre andamios vecindades y puertas cuánto falta entonces si regresamos mañana puros al sol y al monóxido oasis de fuentes sigamos sigamos hasta que los ojos se cierren y las calles sean la arena y la hierba nuevamente
CÓMO DECIRTE sin que a partir de mis palabras una ciudad reviente y el mar salga de su cauce cómo decirte así sin más aquellas voces de antes como si se tratara de empezar y como no y no sé nada ni siquiera sé tocarte cómo decir en voz alta el polvo de carencia que detiene mi sangre para qué decirte por cierto si las nubes vendrán si los gallos escucharán nuestros lamentos Con qué armas llegar al frente si mi morada se derrumba y el tiempo pasa y se lleva nuestros niños y las gotas se hacen marcas cadáveres del sol que nubló la tarde cómo decirte si en los muelles apenas nace líquida la estrella de cal y en la distancia las luces malas se apagan siempre
MIGAJAS PARA LOS PECES espejos para el ciego aquél que se resistía a dejar de posar sus pupilas en la vida agua para los ahogados marchitos de sed que escriben cartas diarias a sus lamentables barcos pájaros para los árboles nerviosos y manzanas para sus suicidas de domingos lluviosos de sueños de vidrio molido cubiertos de llanto por el tiempo segundo que desvistió sus párpados Nubes para sus ojos...
AÚN TENGO MAR cuando el día llega con sus tormentas milenarias de agujas y ráfagas aún sigue la sal en mi mano inconsciente que recorrió cada vello antes de tu piel como si quisiera sentir tu sombra o el aroma que emana tu ánima cercana a mi líquido natural aún queda algo de mar en mis vértebras y nervios y mil ganas y ganas y ganas mi batalla de vientre y de muslos dispuestos en una purga de ropa y de delitos cómo duele entonces lo inconcluso cómo instala la memoria su juego de dardos en la calma temblorosa de huecos permanentes aún tengo mar en mi pobre ejercicio del arte doloroso de desnudar a una mujer
SIN MAR Disimulado debiera un tanto más fácil quedarse con las manos vacías después de un monte de sudores y agua estancada en mis huesos náufragos sin su isla de caricias subversivas en tu cuerpo nuevo de lumbre tibia No debí quedarme a la orilla si a pesar de todo en un parpadeo mi imagen quedará reducida a una sonrisa en un cuento sin ningún final sin ninguna culpa
Y SI DE PRONTO Dijera no importa y mañana despertara con diez años menos y tú fueras tan otra o la de antes o fueras al menos a quien busco enlunado por las veredas de mi seso si te hiciera reír siempre como hoy así sin rocas sin alpiste tal vez la mitad de mí descansará un poco o se sentara a la cabecera de mi mitad otra para decirle duerme duerme imaginando barquitos y niños eternos jugando con brújulas
ALÓJAME anémona de lumbre anímame con láminas de agua anónima dirige tu mirada hacia mi sombra y sin ser sueño sincero en vista de mi nula nebulosa aléjame
Fase fractal
Por qué no decir aurora y nacer más sanos antes de la memoria antes de perder de vista las flores por qué no intentar ser poco menos a veces y flotar en aceite ligeros los duelos la tierra los naranjos Que nos duelan las espinas y el amanecer no encuentre ninguna razón para concebir nubosidades ser menos mínimos si después de todo en la ruta nuestros ojos miraron toneladas de prodigios
DEJÉ DE ESCRIBIR y los navíos despegan menos en las noches meridianas no saltan las estrellas no brillan más las noches Dejé de escribir y no me quejo después del temporal y los gemidos no rompen las olas no bajan a verme los gorriones Dejé de escribir y en mi defensa diré si para siempre y no al menos hoy para acordarme de los latidos y las pieles y los nombres propios de tan propios de las mentiras quemadas en la lumbre Dejé de escribir por otra parte me hice antagonista y pirata lloví en suelos impermeables mojé otras lenguas con mi lengua Dejé de escribir en las paredes y casi se secó la tinta de todos esos pulpos obstinados que tiemblan ahora en sus guaridas Dejé de escribir no lo lamento a pesar del mar y las orillas dejé detrás los acantilados puse los pies en tierra Dejé de escribir y a la distancia siento que vuelvo de un viaje planetario Quise más nadé con ruiseñores sembré mi casa de estalactitas Dejé de escribir y te lo digo por el camino que llevamos andado No sé qué siga Dejé de escribir puntos y puntos y la mano tiembla deshaciendo nudos y te digo amiga que me pesa y en las noches parezco a veces un barco anclado en una playa muda
Armando Ayala Ochoa (Ciudad de México, 1972) obtuvo el premio de poesía de la revista Punto de partida en 2005. Ha publicado Nativa (Musaraña, 2006) y Líquido semántico (Samsara, 2008). Fue incluido en la Antología de poetas jóvenes Un orbe más ancho (UNAM, 2005) y Movimiento Pendular Simple (Colectivo Poético Cardo/Malvario, 2007). Ha publicado en las revistas Oráculo, Alforja y Etcétera. Colabora con el colectivo poético Cardo. Es Ingeniero Químico y Auditor Ambiental. Actualmente estudia la carrera de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.