Pantanos que son ciudades que son prisas y son mundo:
Aquí se vino a desenvainar el odio a acuchillar el hambre de cuántos siglos a domar la furia de socavar con lento paso la llamada terrible angustia:
A eso vinimos:
No a ser pájaros felices o trinos entre las ramas y sin embargo volamos indudablemente.
Guerreros de ningún combate y combatientes de tanta guerra somos y somos como felices pájaros que trinando mueren y viven sobre el asfalto.
III
Profunda la noche urbana luces de neón palpitan refulgen como arcoiris que no saben de lunas.
Un puente colgante se extiende desde este aquí a aquel ahora.
Sonrío y así me voy cantando porque en la Noche de la Fiesta me quedo.
Irrupción del cataclismo
Poema uno
Especialista en la muerte fui desde que me hirió la vida y ahora qué que poco tengo vacías las manos son siendo que algo poseen: fragancia nevada de frutos y frescura de lirios amargos. Del corazón mejor es no hablar: fuente o lámpara rota de vano cristal, río disecado hálito que se ahoga en su misma sangre.
Alguien me explique la fórmula para parecer feliz ante el universo éste tan lejano y ajeno mientras aguardo solo y solamente la consumación de todo como el que nada sabe y a nadie teme con la cierta costumbre enhiesta de mirar a los atardeceres hundirse en su fango de fuego febrilmente desvanecido.
Poema cuatro
Aligérate la voz Sucumbe del pasado a las tinieblas De sueños cámbiate Enfílate a la vida clara Múdate renuévate Llénate de ti en fin Ven desde ti ven:
Hazme otro.
Impiedad sin nombre
III
Como oscuridad que no se doblega fantasma o niebla y pesadilla al filo de una lentanoche apenas caduca sombra vestigio de qué reinos asidero del polvo que oxida y roe un lamento sí, algo atroz surgiendo huérfana desdicha, infierno, vasta locura ¡baste ya!, Impiedad Sin Nombre.
VIII
Enmudecido para no decir tu nombre qué es lo que se dice sin ser dicho: piedrecilla, roca o nubarrón al borde del desfiladero, carnaval de huesos, osamenta pura diluvio de infortunio o alegría siniestra.
¿Qué es lo dicho sin querer decirse?
¿Qué es esto o aquello lo que sin querer decirse ya se ha dicho?
Julio César Aguilar (Ciudad Guzmán, Jalisco, México, 1972) es poeta, editor, ensayista y traductor de inglés. Candidato al doctorado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Texas A&M en College Station, Estados Unidos. Es médico cirujano por la Universidad de Guadalajara y maestro en Artes en español por la Universidad de Texas en San Antonio. Su obra se encuentra parcialmente traducida al inglés, francés, italiano y persa. Es autor de Rescoldos (1995); Brevesencias (1999); Nostalgia de no ser mar (1997); Mano abierta (1998); El desierto del mundo (1998); El patio de la bugambilia (1998); Orilla de la madrugada (1999); Illuminated Mysteries/Misterios iluminados (2001); La consigna y el milagro (2003); Una vez un hombre (2004 y 2007); La consigna y el milagro/The Summons and the Miracle (2005); Transparencia de lo invisible/Transparency of the Invisible (2006); El yo inmerso (2007), y Barcelona y otros lamentos (2008). Traducciones: Con ansia enamorada, poesía de Irving Layton (2004); Camino del ser, muestra antológica de 24 poetas anglosajones (2006).