Es difícil precisar la fecha de nacimiento de Antenor Limones, pero se conoce que proviene de una notable familia del condado de Yoknapatawpha, afincada en Quito; pero debido a su rabioso onanismo y modales afrancesados fue expulsado de la casa paterna, y se desplazó hacia Guayaquil, donde intentó introducir sin éxito la carne de tapir en la dieta de los moradores del puerto principal. Este fracaso se debió, no tanto al desagradable olor de su producto cárnico, sino al hecho de que sólo llevó consigo tapires machos que no lograron reproducirse satisfactoriamente.
Viéndose perdido, Limones decidió seducir, al estilo Sodoma, a sus preciados tapires a cambio de unas monedas que el señorito Adolfo “El Cuqui” Arosemena y su pandilla le daban en pago por el privilegio de presenciar tan magno evento. El comentario de los medios impresos de la época fue: “El segundo tapir provocó precosidad.” También se narra, que un emocionado señorito Arosemena, con lágrimas en los ojos, presentó en sociedad a Limones, quien se volvió imprescindible en las droguetizas, barmitzbah y retiros espirituales del incipiente Club de la Unión. Pero la moda pasó, Limones fue abandonado por sus amigos, y los tapires fueron confiscados para el uso personal del Intendente. De esta manera, volvió a la miseria.
Abrazado a la dama de un estibador logró que ésta le consiguiera un puesto. En vista de que la delicadeza extrema de sus manos conspiraba para convertirlo en un perfecto inútil, Limones empezó a promocionar, fotografía en mano, a los más robustos cargadores, y así se convirtió en el primer asesor de imagen conocido en nuestro país. Acompañaba las fotos con versos alejandrinos donde exaltaba las cualidades espirituales de los estibadores. La recopilación de este trabajo dio origen al poemario Un vibrador en tu cajón, que desató la euforia de la crítica literaria de la época.
Pero el ingreso al Olimpo de los escritores consagrados vendría con el notable tratado El hombre y las heces: aproximaciones epistemológicas y conductuales, texto cuyo éxito le permitió migrar hacia París, donde trabó amistad con Jean Cocteau y Max Jacob, quien llegó a afirmar que Gangotena y Limones eran “los preferidos del Espíritu Santo”.
De hecho, fue Limones, y no Gangotena, quien trajo a Henry Michaux a nuestro país en busca de ayahuasca. Sin embargo, los problemas hormonales de Limones por poco conducen a la locura a Michaux, quien, revólver en mano, tuvo que parapetarse debajo de una vaca sin manchas para escapar de los ejercicios taxidérmicos que Limones pretendía realizar con el cuerpo del poeta francés. Este bizarro incidente marcó el final de la etapa europea en la vida de Antenor Limones, quien posteriormente, hizo uso de su influencia en la industria del telégrafo, transformándose en el precursor de las actuales hot-lines y porno-chats.
Reanudó sus estudios de Espeleología Femenina, pero su tesis de grado titulada Posibles causas de la alopecia vaginal provocó la ira de la comunidad científica. Este hecho, sumado a que se le atribuye haber sido el causante de dos que tres violaciones, lo sumergieron en el más irreductible ostracismo.
Incomprendido y repudiado, Antenor Limones emprendió su último viaje, esta vez hacia México, donde decidió buscar a su condiscípulo Arthur Cravan, embarcándose en el buque cangrejero Don Segundo Pantera, el cuál desapareció en las aguas del Golfo de México. Varios años después, pescadores de la zona encontraron una barca con dos osamentas y un extraño poema.
Si bien las pruebas realizadas con carbono 14 no son concluyentes, las manchas en el calzoncillo de uno de los esqueletos llevan el sello inconfundible de Limones. Respecto al poema, fue adquirido en una suma irrisoria por una tal Cesárea Tinajero, quien luego alcanzara cierta relevancia en las letras mexicanas, para posteriormente ―siguiendo la senda antes trazada por Rimbaud y Limones― llevar una existencia gris y misteriosa.
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Fernando Escobar Páez (Quito, 1982). Poeta y narrador. Estudió Psicología, Medicina y Comunicación Social. Ha publicado el poemario Los ganadores y yo (Machete Rabioso Editores, 2006) y el libro de micro-relatos y prosa MISS O'GINIA (Doble Rostro Editores, 2011). Formó parte de los talleres de creación literaria de La Casa de la Cultura del Ecuador, bajo dirección del poeta Edwin Madrid. Textos suyos constan en varias antologías de poesía dentro y fuera del país. Ha sido traducido al portugués, alemán e inglés.
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